Comentario sobre el Minotauro global, de Yanis Varoufakis[1] [2]

x Alejandro Baroni

El Minotauro global es una historia económica mundial que se inicia con la crisis de 1929 y cierra en el presente.

Reseña del argumento de El Minotauro

Quienes hayan leído el libro, pueden saltearse estas líneas.
Brevemente, Varoufakis (YV en adelante) sostiene que la política económica diseñada por los “arquitectos del New Deal” en los años posteriores a la segunda guerra mundial fue la arquitectura que dominó la economía mundial hasta 1971, con la caída del patrón oro.
Al terminar la guerra mundial, se ligó el dólar con el oro a razón de 35 dólares la onza, en lo que se conoce como el patrón de Bretton Woods, New Hampshire, lugar geográfico del acuerdo. En su lenguaje, YV utiliza la política del New Deal – comúnmente conocida como la política interior dentro de Estados Unidos implementada por su presidente de entonces Franklin Delano Roosevelt. Al mismo tiempo que los planes de bienestar social inundaban Estados Unidos con éxito, las olas financieras de dólares inundaban Europa para reconstruirla, con éxito. YV unifica como política del New Deal  a todo el apoyo  a Europa devastada por la guerra, en especial a Alemania y Francia- el denominado plan Marshall- y suma allí a la Doctrina Truman- vicepresidente de Roosevelt hecho presidente al fallecer éste- que planteaba como prioridad la contención de la Unión Soviética. A esta arquitectura de políticas YV la denomina el Plan global [3] .
El planteo de John Maynard Keynes desde Gran Bretaña, por una Unión monetaria internacional con contrapesos, equilibrios y reciclado de riqueza entre regiones ricas y pobres, fue derrotado por el de Harry Dexter White desde los EEUU, un keynesiano confeso que limitó el horizonte y propuso la fundación del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial existentes hasta hoy.
El Plan global apoyó la reconstrucción de Alemania y Japón, antiguos enemigos del ayer para apoyar en la contención de la URSS, luego de algunas dudas de los arquitectos, y permitió el crecimiento de Corea, Tailandia, Malasia y Singapur[4].
Fue tal la acumulación de dólares en la banca europea que en 1971 Francia y Gran Bretaña reclamaron el oro correspondiente a razón de una onza cada 35 dólares. A finales de ese año, Nixon anunció el fin de la convertibilidad del dólar en oro: así se desmoronó el Plan global, dice YV [5].
Cuando la convertibilidad dejó de funcionar, hubo una estampida hacia el dólar, los bancos franceses, japoneses, alemanes, prefirieron acumular más dólares que antes.
El Plan global se desintegraba, según las palabras de Paul Volcker, presidente de la Reserva Federal (Banco Central de EEUU): “una desintegración controlada de la economía mundial es un objetivo legítimo para los años ochenta”. Según YV se abría paso “una bestia fuera de control”: el Minotauro global [6].
Dice el autor: “alimentadas por el doble déficit de América (el déficit presupuestal del gobierno y el déficit comercial de la economía americana), las principales economías excedentarias del mundo (Alemania, Japón y más tarde China) siguieron produciendo bienes en masa que la población estadounidense devoraba. Alrededor del 70% de los beneficios … de esos países eran después transferidos a Estados Unidos, en forma de flujos de capital hacia Wall Street. ¿Y qué hacía con ellos Wall Street? Al instante transformaba estos  flujos de capital en inversiones directas, acciones, nuevos instrumentos financieros, nuevas y viejas formas de préstamos y …. ‘un dinerillo’ para los propios banqueros”. (Surgió) un equilibrio global: un sistema internacional de flujos financieros y comerciales … capaz de crear una apariencia de estabilidad y crecimiento sostenido” [7].
La nueva pax asegurada por el Minotauro global cae “por el derrumbe del sistema bancario” en 2008. El globo de los papeles y derivados financieros reventó, no continuó de la misma manera el flujo financiero y se entró en una etapa irresuelta aún. YV afirma tajantemente que “es una crisis de la que ninguna inyección de liquidez de la Reserva Federal y demás bancos centrales nos puede ayudar a escapar”.
Ya en 2013, Alemania, la mayor economía excedentaria de Europa, se coloca con exigencias ante los países endeudados como Grecia, “cuyos déficits estructurales no tienen cura, por más que se aprieten el cinturón” (YV).
Fin de la reseña, ahora al comentario!

Comentario de El Minotauro global

Yanis Varoufakis, que adopta el femenino genérico en este libro (nosotras, la autora, etc) no puede ocultar que es economista, y uno que focaliza su análisis en las políticas financieras y la circulación de capital, casi en exclusividad. Afirma sin ambigüedades que tres o cuatro técnicos a la cabeza del Estado norteamericano – los arquitectos del Plan global- determinaron la secuencia posterior a la segunda guerra mundial hasta 1971, cuando quiebra el acuerdo de Bretton Woods. Luego, dos o tres cerebros más diseñaron la historia desde la década de los ochenta hasta el 2008 y su crisis bancaria global, instalando el Minotauro global. Desde ese año hasta hoy nos plantea que el mundo está a la deriva y al final nos sorprende (o no) con su propuesta que trataremos luego en este comentario.  A diferencia de otros investigadores[8] que siguen a Hobson, Hilferding y Lenin[9] , que mencionan el devenir de empresas norteamericanas y sus exportaciones de capital a Europa y Japón, la búsqueda y extracción de materias primas, la división internacional del trabajo y otras estrategias,  YV se centra en la política económica administrativa norteamericana, palanca definitoria destinada a consolidar un imperio y su imperialismo y contrarrestar el poder de la Unión Soviética, geográfica, económica y militarmente.
La mayor parte de las izquierdas en América Latina, cuando hablan de Imperialismo, han permanecido estancadas en interpretaciones de fines de los años sesenta, similares a la del plan global de Varoufakis, aunque con vueltas de tuerca, como suponer que el imperio del mundo lo constituyen un conjunto de empresas multinacionales, libres de ataduras con sus gobiernos, todo esto con múltiples matices y amplia bibliografía. Era la época de la guerra fría y se estaba lejos aún de la caída del muro de Berlín de 1989 y la implosión soviética de 1991. Al revertirse el flujo de capital financiero desde Europa y China hacia los EEUU, el esquema se rompía, Varoufakis sí lo anota y es cuando habla de la bestia Minotauro global: los déficits del gobierno y de la balanza comercial de EEUU a quienes se debía tributar.[10]  

El autor griego resalta como pocos a los diseñadores de política económica según su relato histórico, sin embargo, nos dice que el “impulso autorreferencial del capital se burla de la voluntad humana, del empresariado y la clase trabajadora por igual… es el capital el que .. es dueño de todas nosotras, y somos nosotras quienes lo servimos a él”. Queda nuevamente expuesto el hiato entre la necesidad, la ley, el dominio del capital y la voluntad humana y sus acciones, ambigüedad que también atraviesa a Marx. No deja de sorprender en un autor que subraya la acción de arquitectos económicos sobre la historia, que nos afirme tan suelto que “el capital es dueño de nosotras” y que “nadie diseñó al capitalismo y nadie puede civilizarlo ahora que va a toda máquina”[11] .

La decisión administrativa económica y la política

No hay espacio para la lucha política y social en el relato de Varoufakis. No hay espacio para estados de bienestar y convivencias mejores que otros. No hay espacio para registrar mejoras. Las luchas en Europa, América Latina y Asia no fueron relevantes, en consecuencia. Para él, la Unión Europea es fruto del plan global primero y del minotauro después, y es un “mito fundacional” el que haya jugado la idea de contención contra el “dominio americano”, o que los líderes de Europa hayan decidido evitar otra guerra caníbal. El gran poderío que adquirieron Europa y Japón y que perjudicaron la balanza comercial de EEUU es en su conjunto premeditado por los arquitectos y votado por los “legisladores de Washington”.
Los “legisladores” y los “políticos” aparecen como apéndices de las decisiones administrativas, las apariciones escasas de la palabra políticos no dejan la sensación de aprecio, duda o utilidad, más bien dejan un desprecio.[12]

No cree en la Unión Europea

La renuncia de Varoufakis a su cargo de Ministro de Finanzas griego, luego del triunfo del NO a las propuestas de Bruselas y luego de participar directamente en las negociaciones con la Comisión europea de Bruselas, con la cancillera Merkel, la directora Lagarde del FMI y otras por la deuda de su país, en mi opinión indica una discrepancia entre quienes desde Syriza plantean permanecer en la Unión Europea y quienes como él no creen en ese camino, si mantiene las opiniones expresadas en 2013 en este libro que comentamos. Básicamente, él entiende que Alemania no está dispuesta a permitir una mejor Unión Europea y Merkel tiene las cartas e intereses ganadores en la mano. Esta opinión es discutible, y el pronóstico depende de una lucha política entre estados europeos y luchas sociales y políticas electorales y movilizadoras de todo tipo, que Varoufakis desestima.
Está ya sobrediagnosticado que la Unión monetaria europea no ha dado los pasos necesarios para una unificación fiscal y mucho menos política. Al no haber mecanismos automáticos de reciclaje y apoyos financieros como pueden existir en un Estado federativo, por ejemplo desde una rica California hacia estados deficitarios, o en China desde Shenzen hacia zonas rurales, se producen desequilibrios como el de Grecia o España. Desde los partidos más tradicionales de la Europa de posguerra e intelectuales como Habermas y Beck han surgido posturas que proponen la constitución de unos Estados Unidos de Europa, subsanando las carencias actuales de la Unión Europea y dando pasos políticos unificadores, con instituciones parlamentarias y ejecutivas comunes, con instituciones económicas reguladoras, según proyectos diversos y mecanismos convergentes. Desde movimientos sociales y partidos renovadores de las instituciones también surgen impulsos por una mejor Europa.
No es suficientemente fuerte aún esta propuesta superadora y unificadora. La lista de países de entrada a la Unión Europea es extensa, porque las coberturas que brinda aún en estas circunstancias son apetecibles y las historias de la moneda propia con devaluaciones y procesos inflacionarios que llevaron a la pobreza están presentes.

Por otro lado, existen fuerzas nacionalistas en la derecha e izquierda, partidos neofascistas como el Frente Nacional de Francia  y Amanecer Dorado de Grecia, movimientos que gustan de llamarse globales que proponen una disgregación, intelectuales de izquierda alternativa confusos[13], u opiniones descreídas de la política como la de Varoufakis, o prácticas de corrupción política que desacreditan y confluyen por la desaparición de la Unión Europea.

Final, la herencia del Minotauro global

Con honestidad, Varoufakis admite que los “actores de la historia” para superar la crisis ya no saldrán de los países emergentes (BRICS), como había pensado. Coloca a Europa sin posibilidades, a China con debilidades globales, un Japón que ya no lidera el sudeste asiático y a Brasil, India y Sudáfrica con sus fortalezas insuficientes[14] para establecer un mecanismo global de reciclado de riqueza que brinde estabilidad y mejoras. En cambio, entiende que los líderes serán proporcionados por Estados Unidos. “América debe seguir liderando”, por última, tal vez, nos dice.

Y aquí paramos nuestro comentario. Agradezco a Yanis Varoufakis su detección de momentos de cambio y procedimientos en las altas esferas, su alzamiento de miras, erudición y frescura literaria. Mis matices y objeciones están sugeridas líneas arriba, espero que aptas para continuar con más estudio e investigación, lo que se verá en una próxima oportunidad.
Varoufakis cita a un supuesto dicho de un asesor de confianza de George W. Bush: “Somos los actores de la historia… y ustedes, todos ustedes, se limitarán a estudiar lo que nosotros hagamos”.[15]

Con ganas e invitando a hacer más, desde este sureño lugar ya no considerado tercer mundo, estamos estudiando y alguna cosita más.

 

[1]   Yanis Varoufakis, El Minotauro global, Estados Unidos, Europa y el futuro de la economía mundial, Capitán Swing, Madrid, 2/2013

[2]  Ministro de Finanzas griego hasta principios de julio 2015, cargo al que renunció luego del triunfo del NO en el referéndum convocado por el partido de gobierno Syriza. Dijo llevarse con orgullo “el odio de los acreedores” permaneciendo como legislador.

[3]   “los arquitectos habían aprendido que el capitalismo no se puede dirigir de manera efectiva  a un nivel nacional”… “miraban más allá de los limitados intereses de cualquier compañía americana” “la idea era suplantar los múltiples imperialismos anteriores a la Segunda Guerra mundial por el Plan global” (YV).

[4]  El crecimiento del Sudeste Asiático “frustró el pesimismo de aquellos que predecían que las naciones subdesarrolladas tendrían dificultades para embarcarse en el camino de la acumulación de capital necesario para sacarlas de la absoluta miseria” (YV).

[5]   Eric Hobsbawm, en su Historia del siglo XX, Paidós, Buenos Aires, 2014, dice: “Tras 1973, la edad de oro perdió su brillo. No obstante, había empezado, y, de hecho llevado a cabo, la revolución más drástica, rápida y profunda en los asuntos humanos de la que se tenga constancia histórica” p.250.

[6]  Varoufakis, con talento literario, y griego, introduce la figura del minotauro cretense, mitad humano, mitad toro, que demandaba devorar siete muchachos y siete doncellas cada año como tributo por parte de Atenas al dominio cretense. Según la imagen, Wall Street devoraba el capital tributado por el resto del mundo.

[7]  pp 44-45

[8]  Ver Harry Magdoff, The Age of Imperialism, the Economics of U.S. Policy, Monthly Review, New York, 1969. En 2003, la revista Monthly Review publicó un ensayo primario de Y. Varoufakis y J. Halevi   también denominado El Minotauro global.

[9]  J. A. Hobson,  Imperialism – A study, 1902; R. Hilferding, Das finanzcapital, 1910; V.I. Lenin, El imperialismo, fase superior del capitalismo, 1917

[10]  Hay otras observaciones: “los EEUU fueron la primera economía que se encontró a merced de …. torrentes de capital que circulaba sin freno por el planeta… a principios de los noventa la acción conjunta de destacados bancos centrales se mostró impotente”. E. Hobsbawm, Historia del siglo XX, P. 243.

[11]  pp 38-39


[12]  Una visión opuesta sobre el derrame del New Deal: “La combinación keynesiana, una creación política, que descansaba sobre el consenso político entre la izquierda  y la derecha en la mayoría de los países occidentales, una vez eliminada la extrema derecha fascista ultranacionalista por la segunda guerra mundial, y la extrema izquierda comunista por la guerra fría” E. Hobsbawm, op. cit. p. 246

[13]  Ver comentarios a ensayos contenidos en El síntoma griego http://www.librevista.com/index080715.htm

[14]  Y la Rusia de Putin con sus sueños de restauración del imperio presoviético (Nota AB)

[15]   p. 318, se cree que fue Karl Rove

 

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