El síntoma griego, según David Harvey
Comentarios x Alejandro Baroni
En la Europa contemporánea, con sus diversos y graves problemas (dejá la crisis por ahora) abundan opiniones que vale comentar.
Por ejemplo, en el libro El síntoma griego, Posdemocracia, guerra monetaria y resistencia social en la Europa de hoy, hay colaboraciones de Alain Badiou, CostasDouzinas, David Harvey, Antonio Negri, Jacques Rancière y otros. Editorial errata naturae, Madrid, 11/2013.
Aparecen allí posturas diversas, bienvenidas, con sorpresas y algo en común. A continuación, selecciono expresiones de cada uno de los autores que entiendo claves y las comento brevemente. Puedo extenderme si a alguien le interesa, y suministrar textos más completos de la edición madrileña. Sugiero elegir los autores que interesen y postergar el resto… En fin, apelando a la brevedad están publicadas por separado.
El geógrafo y antropólogo David Harvey, en su aporte titulado El futuro de los comunes, dice:
“hoy en día, por desgracia, pocos sectores de la izquierda resistente quieren oír hablar de jerarquías”..
En la búsqueda de cómo gestionar bienes comunes, Harvey recuerda a los business improvemente districts de origen canadiense con carga impositiva especial destinada a financiar el desarrollo de un distrito localizado, y el plan derrotado de Rudolf Meidner propuesto en Suecia, un impuesto sobre los beneficiosempresariales cuya recaudación iría a un fondo controlado por los trabajadores y para compra de acciones por los mismos.
Dice Harvey que (estos podría ser instrumentos para) “encontrar modos de organización, producción, distribución, intercambio y consumo que satisfagan las necesidades humanas. De lo que se trata no es de que la clase que se apropia la riqueza común que produce otra clase cumpla los requisitos que se derivan de la acumulación por la acumulación, sino de cambiar todo lo anterior y hallar formas creativas de utilizar el poder del trabajo colectivo en favor de los intereses comunes”
Comentario:
Los comunes, o la riqueza que es común a una cantidad de personas, es un lenguaje que se utiliza para superar la dicotomía de lo privado y lo público.
Allí están los recursos como la tierra, los bosques, el agua, conocimientos, reservas culturales. Dice Harvey adecuadamente que los recursos son un tipo de evaluación tecnológica, económica y cultural, por lo que poco tiene que ver con lo “natural”. Su consideración es humana y los derechos no son “naturales” sino son aquellos que los humanos consideran otorgarles en un momento determinado. Son una construcción, es algo que “se produce de manera constante”.
Como geógrafo, Harvey visualiza con claridad la diferencia entre gestionar una riqueza común a dos, tres, o 100 personas o a un millón de personas o a la humanidad y plantea el problema de la escala, citando a Elinor Ostrom[1]. Las cosas se complican cuando la cantidad de personas es grande. Es relativamente fácil- o más o menos- gestionar el común de tres o cuatro personas. La autora registra en sus ejemplos “valiosas combinaciones de instrumentos públicos y privados”. Harvey afirma que la reflexión sobre los comunes ha quedado polarizada, con frecuencia, entre la intervención estatal autoritaria y las soluciones que se derivan de los derechos de propiedad privada. Tratando de evitar esa polarización, lo que nos propone entonces es, tanto para los ciudadanos griegos como para muchos otros, es “encontrar modos de organización, producción, distribución, intercambio y consumo que satisfagan las necesidades humanas”. Dejando en claro que las “necesidades humanas” también es una construcción humana, y así vamos definiendo una buena vivienda o un adecuado servicio de salud, esta propuesta evita hablar de “intereses comunes”, o sea de una nube inasible. Por otro lado, la creatividad para encontrar tal cosa no vale ni mencionarla, es un supuesto obvio de cualquier construcción. Harvey permanece en un nivel de manifiesto ideológico, y nos hace imaginar, apoyándose en Ostrom, que la gestión de la riqueza común de un millón de personas podría emprender un camino con pequeñas unidades de pocas personas, en red, en coordinación con otras unidades similares. Hay que trabajar mucho más.
[1] Elinor Ostrom, El gobierno de los bienes comunes: la evolución de las instituciones de acción colectiva, FCE, México DF, 2011.