Noam Chomsky, maestro de lo predeterminado

x  Alejandro Baroni  [1]

En su vasta obra política publicada, el lingüista y pensador Chomsky viene repitiendo su visión acerca del imperialismo y las luchas populares desde hace décadas. Es un intelectual con poca o nula influencia en la izquierda y foros progresistas de su país Estados Unidos, y de predicamento en prensa e izquierdas de América Latina y otros países. Para los que pensamos que la emergencia y desarrollo de las tan diversas izquierdas locales y ciudadanas norteamericanas es de decisiva importancia, y nos lastima la dependencia extendida de izquierdas intelectualosas de América Latina, me parece importante comentar una apretada selección de su pensamiento.

A la vez Chomsky, como investigador académico, ha insistido en la necesaria fundamentación empírica y verificación de fuentes de información en las tesis científicas y/o periodísticas que se publican. Nos interesa también ver si en sus tesis políticas aplica ese criterio.

            Veamos algunas citas que entiendo representativas:        

Estamos “condenados” en forma inminente, nos dice depresivamente Chomsky: “En la escena global vamos hacia un precipicio al que estamos condenados a caer y que reducirá drásticamente nuestras perspectivas de tener una vida aceptable. Hay dos (precipicios): una es la catástrofe medioambiental, que es inminente y para la que no tenemos mucho tiempo; vamos por mal camino. La otra ha estado aquí desde hace 70 años: la amenaza de guerra nuclear, que de hecho se ha incrementado. Si miramos el historial es un milagro que hayamos sobrevivido”.[2]

Antes del primer triunfo electoral de Obama, logrado con participación electoral histórica del 61,6%, en un país sin voto obligatorio, nuestro autor congela realidades: “el número de personas que acudieron a las urnas (en 1996) no alcanzó el 50%, la cifra más baja de la historia. A mi juicio, eso refleja una sensación generalizada de que el sistema político no está funcionando”[3]

Descartando de plano o minimizando la lucha electoral “extravagante” e inventando a su “manera” una “continua organización popular” se refiere a Bernie Sanders, senador estadounidense  con definiciones de izquierda, aspirante  a candidato presidencial del Partido Demócrata y hoy principal competidor de Hillary Rodham Clinton: “Supongamos que (Sanders) ganara, lo que es bastante improbable en un sistema de elecciones compradas. Estaría solo: no tiene representantes en el Congreso, no tiene gobernadores, no tiene apoyo en la burocracia, no tiene legisladores estatales. Una alternativa política real sería (actuar) en todo el tablero, no sólo con una figura en la Casa Blanca…. Es un error serio el solo engranarse en la extravagancia electoral cada cuatro años y luego irse a casa. Esa no es la manera en que los cambios  tienen lugar. La movilización podría conducir a una continua organización popular que pueda tal vez tener un efecto en el largo plazo”.
Pontificando sobre lo obvio y separándose personalmente del “público” opina acerca de los candidatos de izquierda Jeremy Corbyn en Gran Bretaña y Pablo Iglesias en España ambos en crecimiento inesperado en la opinión pública: “Depende de la reacción popular. Tomemos a Corbyn… está bajo fiero ataque, no sólo desde el establishment conservador, sino también desde el establishment laborista…..Si el público lo respalda a pesar de la difamación y tácticas destructivas, entonces puede tener un impacto. Lo mismo con Podemos en España”.[4]

Según Chomsky, el imperialismo es un titiritero de títeres sin cabeza ni genealogía propia: “Creo que Estados Unidos es uno de los creadores fundamentales del EIIL (Estado Islámico). (…) Sus intervenciones destructivas en el Medio Oriente y la guerra en Irak fueron las causas básicas del nacimiento del EIIL” [5]

Permaneciendo con la película detenida en la época de George W. Bush: “Osama Bin Laden vivo o muerto, es el único aliado indispensable de los EEUU”. [6]

Y una perla final tan alentadora: “Cuando los pobres de América Central votan a favor de sus propios intereses, el resultado es la imposición del terrorismo, organizado y dirigido por la superpotencia del hemisferio, y supervisado a nivel local por la clase alta del país en cuestión.[7]

El foco de Chomsky está puesto en la política imperialista de su país y su sentimiento principal es el rechazo de la lucha que no se amolde a su “manera”.
Es un observador permanente agudo y detallista de las acciones militares y otras intervenciones con barbarie. Por otro lado, se interesa en las publicaciones de prensa más importantes e influyentes como el New York Times, sacando a luz sus omisiones y descripciones informativas y señalándolas como parciales y deliberadamente contributivas al imperio, como de forma innata. Nuevamente, sus interpretaciones son de tipo mecánico, de  causa siempre determinante y efecto. Sobre la prensa no considera los contraejemplos que muestran independencia de periodistas con el “imperio”.  
Chomsky sin duda investiga, pero a los investigadores muchas veces les faltan fuentes, datos, y es aceptable que así sea. La puesta en duda que manejó respecto a los  camboyanos del Khmer Rojo, por citar un caso que le trajo reproches serios (de Zizek, por ejemplo) podría tomarse como una duda sobre la información de los medios, pero él la consideraba ya fundada. Luego dijo que le faltaron datos acerca de tal dictadura violenta.

En su libro Hegemonía o supervivencia, luego de un extenso alegato sobre “la hegemonía de la gran superpotencia”, termina planteando una “segunda superpotencia” que sería el Foro social mundial (Porto Alegre y sucesivos foros) aunque poco describe y fundamenta su potencial resistencia frente a la “primera superpotencia”. Su creencia así expresada poco ayuda a que la consigna “otro mundo es posible” se extienda y haga pie.[8]

Según Chomsky en su faceta lingüista, existen estructuras universales que fundamentan todos los lenguajes, todas las personas nacerían con una gramática que estructura cómo adquirir lenguaje y desarrollar según él una visión confiable de la realidad objetiva, o de la verdad.
Si esto es así, nuestro autor se separa claramente de las visiones que relativizan lo innato y prefieren subrayar la historia de las personas, sus vidas sociales y la cultura adquirida durante sus existencias, al practicar lenguaje y política. Los resultados de sus investigaciones “han sido profundamente antihistoricistas y antipolíticas” según Paolo Virno.[9]
Esta adición sobre su especialidad académica- aparentemente ajena al registro de opiniones políticas de nuestro autor- me parece viene a cuento por una similitud curiosa, o no tanto: según Chomsky el  imperialismo es  inmutable y el  lenguaje es de base innata. El “centro hegemónico”, según habría reaccionado en términos similares en la posguerra, la guerra fría, la posguerra fría, la caída del patrón oro – dólar o la crisis financiera del 2008. Los gobiernos de Kennedy, Nixon, Bush u Obama no significaron diferencias básicas. Todo un desarme para el pensamiento rebelde. Si surgieron otras potencias imperialistas y militaristas competidoras, para él son y serán subsidiarias del “centro”. A la vez, Chomsky sí admite los evidentes cambios culturales y luchas removedoras de todo tipo en la sociedad estadounidense y en la Universidad donde trabaja. Sin embargo, para él nada tendría que ver esto con la política, y mucho menos con la articulación desordenada y sin predeterminación de las luchas populares-ciudadanas y los procesos electorales.

Chomsky es un importante anotador de actos imperialistas, siendo mejor registrador que intérprete. Al mismo tiempo es un limitador de la política, por pesimismo y convicción. Por ser un maestro de lo predeterminado, es algo así como un general intelectual de derrotas.

Agradezco los comentarios de José Miguel Busquets.



[1] - (*) editor de librevista

[3] - Noam Chomsky, Cómo funciona el mundo- Conversaciones con David Barsamian, Editorial Katz, Buenos Aires, 2013, p. 250. Interesa ver la cantidad y calidad de plebiscitos estatales y locales que se realizaron en Estados Unidos durante 2015: ciento cincuenta y nueve, sobre aborto, matrimonio gay, marihuana, impuestos, beneficios para docentes, etiquetado de transgénicos, porte de armas, etc, con participaciones ciudadanas tanto o más elevadas que en las elecciones presidenciales.
 

[4] - https://www.jacobinmag.com/2015/09/noam-chomsky-bernie-sanders-greece-tsipras-grexit-austerity-neoliberalism-protest/  En esta entrevista, Chomsky discrepa con Stiglitz afirmando que la salida de Grecia de la zona euro sería inconveniente.
       

[5] - http://www.cubadebate.cu/noticias/2014/10/08/noam-chomsky-critica-politica-de-eeuu-en-oriente-medio/#.VhZ0yPl_Okp. Hay que decir que Chomsky no participó de la teoría conspirativa que afirmaba que el ataque a las torres gemelas fue obra del Pentágono.
    

[6] - http://www.chomsky.info/articles/19770625.htm

[7] - Cómo funciona el mundo.., pp 289- 290

[8] - “La "segunda superpotencia" del planeta, que desde comienzos de 2003 ya no puede seguir siendo ignorada, tiene hondas raíces en estos desarrollos y tiene un futuro muy promisorio”. El libro concluye: “Se pueden discernir dos trayectorias de la historia actual: una que apunta a la hegemonía y que actúa racionalmente dentro de un demencial marco doctrinario, a la vez que pone en riesgo la supervivencia; la otra, consagrada a la creencia de que "es posible otro mundo", en las palabras que animan al Foro Social Mundial, desafiando el sistema ideológico imperante y buscando alternativas constructivas de pensamiento, acción e instituciones. Nadie puede anticipar cuál de estas trayectorias va a prevalecer. La dicotomía ha sido corriente a lo largo de la historia; la diferencia crucial es que hoy hay mucho más en juego”. Ver N. Chomsky, Hegemonía o supervivencia, el dominio mundial de EEUU, Editorial Norma, Bogotá, 2004, p. 335. Un ejemplar de este libro fue  regalado por Hugo Chávez a Barack Obama cuando se entrevistaron.
       

 

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