www.librevista.com nº 58, marzo 2024
x Alejandro Baroni Marcenaro
Banco Mundial con sede en Washington D.C., Estados Unidos, (2024) Fuente: Wikipedia
La fuerza…no puede durar mucho tiempo a menos que el tirano extienda su imperio tan lejos como para esconderse de la gente, a la que él divide y gobierna, (según) el secreto de que el poder real no reside en los opresores, sino en los oprimidos.
Marqués de Condorcet (1794).
El tirano que divide y gobierna está lejos, cerca, escondido, más o menos invisible. No es un tirano. No es un imperio. Tampoco un sistema. Es un conjunto grande de gente abierto, descoordinado, deslocalizado, desalineado, gentes relativamente funcionales entre sí, que se engañan y confluyen, según un desarreglo complejo, sin ecuaciones que lo entiendan ni computadoras que lo simulen, sin reglas, sin otra cosa en común que el poder, el dinero, derrame y alegría para sus cercanas amistades.
Actúan a prueba y error.
Peligrosos, peligrosas y peligroses, propiciadores de una guerra civil mundial.
Integra algo así como un diez por ciento de la población humana de la tierra.
Pueden sumar algo más.
No tienen objetivos comunes, salvo favorecerse a sí mismos y sus entornos cercanos, incansablemente, con dosis de banalidad, con acciones que incrementan su riqueza y consumo. Les encantan sus miles de millones de imitadores, consentidores, likes, sus comprensivos intérpretes y otros decadentes que les riegan con su desesperanza. Promueven movimientos electorales y masivos que les otorguen más libertad en su camino, robando la palabra libertad. Hacen creer que lo suyo es un sistema autónomo incontrolable, una especie de deidad ajena a la humanidad concreta, y mucho pensamiento progresista les compra la idea, en particular el sistémico estructuralista.
Si se quedaran más o menos tranquilos con sus riquezas acumuladas, su poder y las enormes desigualdades que promueven –que han sido ya muy bien estudiadas– solo molestarían a los manuales de ética justiciera kantiana o los tratados racionalistas de la lógica aristotélica. Pero no, insisten con más de lo que les sale, y por ahora les sale bien, con sobresaltos.
Ricos, ricas, soberbios, poderosos con o sin mayor dinero, gerentes, banqueros, tecnólogos comunicacionales, derramadores de ayuda humanitaria allí mismo donde ellos bombardearon, propietarios de conocimiento, guerreros tira bombas financieras, artistas para las élites, dementes que proliferan el armamento atómico para la “paz”, conspirativistas sistemáticos, matemáticos de las vidas humanas, emires, terroristas, circuladores de dinero sin valor, evasores de impuestos, ingenieros e ingenieras de papeles tóxicos, inversores ciegos, ayatolás, CEOS de bancos centrales, secretarios de partidos autoritarios, reyes y reinas, propietarios de plataformas, mafias diversas, jueces con dueños, promotores de crisis que se resuelven con guerras, burocracias autoritarias resilientes, militares con poder de fuego, contadores impertérritos de pobrezas infantiles, partidos étnicos colonizadores, fabricantes de armas masivamente destructivas, agencias de inteligencia, de contra inteligencia y de recontra inteligencia, diplomáticas costosas para sus países, demócratas de democracias recortadas e híbridas, sostenedores de esclavitudes, limpiadores étnicos, políticos con gusto por el dinero, presidentes aficionados al poder, primeras ministras ídem, demagogos, demagogas, administradores mundiales de las vacunas, lingüistas del status quo, destructores y destructoras ambientales, academias dedicadas a perfeccionar la guerra, posdoctorados con especialidades discursivas, elaboradores de líneas de pobreza, ignoradores de líneas de riqueza, propiciadores y propiciadoras de guerras entre géneros, líderes carismáticos, profetas de mundos metafísicos que manipulan la atención hacia esos intereses.
Varias combinaciones de todos estos oficios y algunos más.
Y sus entornos más cercanos.
Un ejercicio de imaginación para cualquiera
Este libro tiene un único propósito: contribuir a la reapropiación del conocimiento económico e histórico por parte de la ciudadanía
Thomas Piketty, Capital e ideología, p 1233.
Muy lejanos y empequeñecidos ante ese gigantesco esfuerzo de Piketty y sus numerosos colaboradores, aquí en limitadísimas dos o tres páginas deseamos recordar a quien lee que la economía trata sencillamente acerca del reparto de los valores generados por la actividad humana en el ambiente planeta tierra y próximamente más allá, que se visualiza particularmente en la circulación del dinero.
Las básicas para entender economía están en aprender a seguir los flujos de dinero, en mirar lo excedentario que quiere más dinero, en atender a dónde no va dinero. Quién se enriquece, quién se empobrece, qué guerras se financian para salir de las crisis, lo dicho, hacia dónde van los flujos de dinero y por ahí.
Al cuarto del siglo 21, la circulación y creación ficticia del dinero es vertiginosa, cero transparente, presenta bolsas de acumulación nunca vistas, invisibles y manejables por sus propietarios, culturas de vida sorprendentes aún para quienes leen historia, flujos de dineros astronómicos destinados al bombardeo étnico, a la conquista efímera de territorios, a desastres ambientales antropogénicos, a la protección de círculos (amplios) de privilegio.
Así que vamos a jugar con un ejemplo de corte con todo eso. A foulear su rodilla. Para este juego proponemos un banco mundial con ocho mil millones de usuarios, donde cada uno tendrá su terminal (cuenta) y acceso a la info del banco, sin secreto bancario, sin restricciones.
El antecedente al fin de la segunda guerra mundial
Un mes después del desembarco de las tropas en Normandía, en julio de 1944 se reunieron norteamericanos, ingleses y aliados en la ciudad de Bretton Woods, New Hampshire, Estados Unidos. El ejército rojo y la invasión de Italia por parte de los aliados empujaban al ejército alemán hacia sus fronteras y Japón se debilitaba en China.
La guerra estaba ganada, sin perjuicio de los desastres, millones de muertes y destrucciones que vendrían durante el año siguiente. Quienes se reunieron sentían que debía diseñarse un nuevo mecanismo económico mundial para los aliados (la Unión Soviética curiosamente participó de las reuniones aunque no ratificó los acuerdos) pensaban en algo así como una nueva configuración mundial de la circulación del dinero.
Para ello había que mirar el mundo en su conjunto. Esta decisión se adelantaba a las capitulaciones alemana y japonesa –esta última acelerada deliberada y humanamente por la bomba atómica– y a las instituciones políticas de la posguerra como las Naciones Unidas que incluirían el poder de veto de las potencias triunfantes.
En la reunión, por un lado, la posición estadounidense tajante y excluyente, por otro una británica expuesta por John Maynard Keynes a su aire, no se sabe bien si con apoyo institucional de su gobierno.
Es muy conocido el esquema que triunfó: el dólar como moneda universal de intercambio, el FMI como ajustador de políticas discordantes más acreedor violento y un Banco “Mundial” prestamista selectivo, de pie a cabeza la posición institucional norteamericana.
Por su lado, Keynes propuso una única moneda mundial para los aliados occidentales, una Unión Internacional de compensación de excedentes y un Banco Central internacional que pudiera adjudicar préstamos sin interés a quien los necesitara.
La moneda común la denominaba bancor, establecida según una canasta de mercancías básicas y principales monedas que le brindarían estabilidad en el intercambio. La buscada compensación tenía el objetivo de un equilibrio de excedentes –esto es, de la riqueza que excedía el consumo. Pensaba en una suerte de regulación del mercado internacional, un reciclado de lo que sobraba dirigido hacia donde faltaba. La idea era que no hubieran países crónicamente deficitarios o superavitarios, a los cuales se aplicarían intereses o impuestos, una nivelación que evitara en algo las desigualdades y tal vez una nueva guerra.
El esquema triunfante en Bretton Woods desconoció cualquier tipo de compensaciones, y más bien permitió que Estados Unidos manejara con libertad a su moneda y pudiera asumir grandes déficits comerciales y financieros.
Las sucesivas obligadas modificaciones que se le impusieron al mecanismo del dinero, aún después de la crisis del 2008, mantuvieron el dólar como moneda de cambio principal y permitieron el enriquecimiento de una minoría de países y personas a través de las crisis y guerras consecuentes.
A la situación desequilibrada entre países que percibía Keynes, está acentuada hoy la existencia crecientemente desniveladora de empresas sin referencia alguna con naciones (diferente a multinacionales), salvo con aquellas que les brinden mejor protección jurídica e impositiva para sus intereses.
Un estado de cosas inestable y adolescente cuyo estadio más grave está por verse.
Aquí es donde se inspira el juego del banco.
Requisitos para el banco de los ocho mil millones
Cuando no, los requisitos para que ese banco sea posible comienzan por ser ideológicos, desde mucha gente de mente abierta. Habría que sacarse unos lastres mentales de encima, como que se necesita un chip adecuado/modificado (siempre recordando que la inteligencia artificial es ante todo inteligencia humana).
Nada más y nada menos se requiere quitar de la mente un amor y un temor:
el amor por el nacionalismo,
el temor por el poder del dinero.
Y afirmarse en una convicción que invierte un sentido común de esta época, aquella de la cita del Marqués de Condorcet: convencerse de una vez que el poder está en los oprimidos.
Y traer un recuerdo de aire pragmatista, que menciona Charles Chaplin en su película El gran dictador (1940): “Los fariseos le preguntaron cuándo llegará el Reino de Dios. Él (Jesús) les respondió: ‘el Reino de Dios no viene ostensiblemente y no se podrá decir: ‘está aquí’ o ‘está allí’. Porque el Reino de Dios está entre Ustedes”. Evangelio según Lucas, Cap 17, 20-21.
Y otro requisito necesario: una crisis financiera y/o de sobrevivencia de proporciones.
El mundo, tan capitalista como tú lo quieras
Se adjudica a Fredric Jameson y otros la idea de que es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo, una idea que surge del colapso soviético, la sumisión y burocratización tecnocrática socialdemócrata, el giro estatal capitalista chino y la ausencia de nueva teoría y práctica alternativa al capitalismo y superadora de las ideas socialistas del siglo 19. Es una idea que surge en el mundo intelectual de la queja, victimización y condimentada comodidad de su clase o capa social.
Puede que le asista fundamento a la frase si se refiere al fin del mundo imaginado por el socialismo autoritario o burocrático, ya comprobadamente fracasado. Hace bien Jameson en pensar que el capitalismo puede no ser eterno, a contramano de quienes ni se plantean la cuestión y hacen con golpes ciegos más de lo mismo.
Ahora bien, conviene ir por partes.
Una frase similar puede ser “es más fácil imaginar el fin de la pobreza extrema que el fin del capitalismo”, abonada por el lento progreso de condiciones de vida como salud, acceso a la educación y vivienda, aunque resten mil millones de pobres –medidos con indicadores de pobreza indulgentes. Hay bastante más que eso.
Entre tanto elogio de Marx y Lenin a la Comuna de París, subrayando la organización y conquistas de derechos comuneros, suele perderse el comentario de Kropotkin en su texto La conquista del pan (1892): “Y si algún cargo debe hacerse a la Comuna de París, nacida bajo los cánones de los prusianos, y que sólo duró setenta días, es el no haber comprendido que la revolución comunera no podía triunfar sin combatientes bien alimentados y que con seis reales diarios no se podía a la vez batirse en las murallas y mantener a su familia”.
Puede agregarse que “es más fácil imaginar el fin del capitalismo que el fin de la guerra masiva”, frase que se comenta fácilmente, cosa que no haremos aquí.
El juego del banco atiende a estas tres frases comparativas.
El juego del banco
A partir del 1º de enero de 2030, existirá un banco mundial de al menos 8.000 millones de cuentas.
Las solicitudes de financiamiento podrán ser hechas desde una terminal (cuenta) personal o asociativa, tipo empresa privada o estado, o asociaciones privadas-públicas.
El banco será sin fines de lucro.
Sus propietarios serán las ocho mil millones de personas.
Sus préstamos serán sin interés.
Será transparente, sus fondos, transferencias y la riqueza de cada una de las terminales (cuentas) estarán a la vista, opinión y voto de las 8.000 millones.
Una inteligencia colectiva computacional monitoreada y dirigida por todas las terminales activas, capaz de recibir, procesar las informaciones y tomar acciones.
Una institución que abandona la noción de sistema independiente de la voluntad y acción deliberada intelectual y afectiva de sus componentes.
Un espacio que convoca a decidir sobre destinos.
Un lugar que implica una delegación de poder y soberanía nacional en una institución mundial.
Una administradora de los bienes comunes, individuales y asociativos.
El banco compensará los niveles de ingreso de personas, asociaciones y países, evitando la acumulación desnivelada de excedentes.
A la fecha de fundación se cancelarán las deudas nacionales con el anterior sistema de pagos internacionales, como con el FMI y similares.
A finales de año, cada terminal personal o colectiva que realice actividad económica rendirá una declaración electrónica de esas actividades, con descripción y balance.
Para integrar sus fondos, el banco recaudará un diez por ciento de los excedentes de las actividades económicas, sin perjuicio de la acción impositiva de cada país o región.
No existirán otros bancos.
Nadie cobrará por un pago electrónico.
El medio de pago de las transacciones será la MONEDÁH (MONEDÁ a escala Humana).
No existirán otras monedas.
Una MONEDÁH tendrá el valor de un IU individual (Ingreso Universal individual) que se transferirá cada mes a toda persona sin contrapartidas, restándole un bono ambiental mayor o menor según su huella de carbono.
El IU se estimará y ajustará según una canasta de productos y servicios (alimentación, vivienda, educación, salud, bienestar, ocio) alcanzando a la mitad de ese valor, ajustable según la buena experimentación.
Cada terminal integrará una cuenta con su riqueza en MONEDÁHs a la fecha fundacional. Lo que no fuera declarado antes de esa fecha quedará fuera de la intermediación y perderá su valor de cambio.
Los beneficios serán repartidos anualmente a las 8.000+ millones de cuentas.
Las reservas del banco sumarán al menos los IU de toda la población mundial durante dos años, tiempo suficiente para realizar ajustes contributivos de las terminales.
Las reservas iniciales se integrarán con las reservas del FMI, la Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco Mundial actual, el Banco de China, el Sberbank de Rusia, el Banco Central Europeo, y todos los bancos centrales nacionales o regionales, los depósitos en los paraísos fiscales y como mínimo inicial el 70 % del presupuesto militar de cada país, más un impuesto progresivo si fuera necesario.
Si una terminal requiere de financiación para un proyecto o necesidad, la solicitará al banco, quien en plazo breve preestablecido evaluará si otorga o no la transferencia.
El banco tendrá mecanismos, defensas y alarmas contra el engaño.
Si los fines no están claros (o demasiado claros) no se otorgarán transferencias y se suspenderá el crédito para esa terminal. En ejemplos: fabricación de armamentos aptos para bombardear civiles, fabricación de portaaviones, bombas atómicas, misiles con puntas de uranio o similares, armas biológicas, armas antipersona, proyectos con impacto ambiental sin sustentabilidad, suma de inequidades, comercialización de drogas ilegales, explotación de migrantes desde países pobres a países ricos, discriminaciones por género, etnia, creencias o clases sociales, tecnología para organismos represivos, paramilitares, financiamiento de mercenarios. (lista tentativa sujeta a investigaciones fundadas, aprendizajes y votaciones de las terminales)
La terminal central del banco monitoreará los movimientos financieros individuales y colectivos, recibirá la info y denuncias acerca de fines no admitidos por sus bases, verificará y aplicará penalizaciones si corresponde, recortando financiamiento a quienes estén directa o indirectamente involucrados en la lista anterior y, específicamente, un desastre ambiental o armamento de destrucción masiva, terrorismo civil, invasión de territorios por la fuerza militar y financiamiento de gobiernos autoritarios, por ejemplo con presos políticos, persecuciones diversas y enemigos de la libertad de expresión.
Las actividades económicas que presenten solicitudes de financiamiento al banco podrán ser según diferentes maneras de vivir: la cultura capitalista, la cultura socialista, cooperativista, autogestionaria u otras variaciones posibles de relacionamiento productivo, excluyendo a la esclavitud en todas sus formas, documentando el acuerdo de las partes inicialmente involucradas. ║
Agradecimiento por sus comentarios a: José Miguel Busquets, César Failache, Schubert Gallo, Leo Harari, Irene Maggi y Graciela Gómez Palacios. La responsabilidad del texto es exclusivamente del autor.
Palabras clave:
Banco Mundial
Ingreso Universal
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