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nº 61, noviembre 2024
Premio mención librevista de ensayo 2024
-breve ensayo sobre folklore, música e inteligencia artificial-
x Facundo Dalmacio[1]
Que el diablo es tan guitarrero
Como el paisano más criollo
Estanislao del Campo
La leyenda del payador Santos Vega es una de las más conocidas del acervo folklórico argentino. Estaría basada en la existencia real de un cantor de carne y hueso de fines del siglo XVIII o principios del siglo XIX admirado en vida por su habilidad en el arte de la poesía repentista. Sin embargo, a Santos Vega la historia lo recuerda en el momento de su derrota final. Su vida es una película en la que el montaje de la memoria popular ha elegido dejar solamente la última escena y hacer foco en su fracaso. En este ensayo, a través de la perspectiva de los estudios folklóricos, haremos una lectura de esta narrativa resignificándola a la luz y la sombra de este siglo XXI atravesado por la vida online, la Inteligencia Artificial y los debates acerca de su uso.
La leyenda de Santos Vega
El registro más antiguo de la leyenda de Santos Vega data de 1838. Ese es el año que figura al pie del poema “A Santos Vega, payador argentino”[2] , escrito por el militar, historiador, escritor y político Bartolomé Mitre, quien fuera presidente de la Nación entre 1862 y 1868. Los versos los habría compuesto durante su adolescencia en la estancia “Rincón de López” de Gervasio Rosas, en la región conocida como “el Tuyú”, en el por entonces inhóspito sur de la provincia de Buenos Aires. Allí lo había enviado su padre para que fuese formado como hombre de campo, sin embargo Mitre se encontraba más interesado en los libros y en los poemas que en las faenas rurales y el arreo de tropillas; según las quejas que su patrón manifiesta en algunas de las cartas dirigidas a su padre, no bien el joven Bartolomé encontraba una sombra se bajaba del caballo y se ponía a leer[3] .
Fue en una de sus estadías en los campos del Tuyú que escuchó de boca de los paisanos la historia de Santos Vega, un payador de la región que “cantando de pago en pago” nunca había encontrado un rival a la altura de sus versos improvisados y su guitarra florecida en cielitos y décimas de amor. Según cuenta Mitre en una de las notas al pie de su poema, “Santos Vega murió de pesar, según tradición, por haber sido vencido por un joven desconocido, en el canto que los gauchos llaman de contrapunto (…) Cuando la inspiración del improvisador faltó a su mente, su vida se apagó. La tradición popular agrega que aquel cantor desconocido era el diablo, pues sólo él podía haber vencido a Santos Vega” [4] .
Bartolomé Mitre nunca dudó de la existencia real del legendario payador, envuelta “en las prestigiosas nubes del misterio” y agregamos, habitante de una pampa siempre borrosa entre las fronteras porosas de la historia, el folklore y la literatura. En su poema cuenta que tras su muerte, el cuerpo de Vega fue llevado a caballo hasta una fosa donde una multitud de admiradores lo despidió entre llantos. Y precisa:
“Tu alma puebla los desiertos
Y del Sud en la campaña
Al lado de una cabaña
Se eleva fúnebre cruz
Esa cruz, bajo de un tala
Solitario, abandonado
Es un símbolo venerado
En los campos del Tuyú”
La leyenda de Santos Vega posteriormente fue recopilada y estilizada por otros historiadores, escritores y folkloristas; la mención de todos ellos y sus versiones excedería la intención y el espacio de este ensayo. Bastará mencionar para nuestro interés el que probablemente sea el relato más conocido sobre la vida y muerte del payador de las pampas: el poema que Rafael Obligado publicó en 1885.
Este escritor habría escuchado la leyenda de Santos Vega siendo un niño, de boca de un balsero del Río Paraná, al norte de la provincia de Buenos Aires[5] . Obligado hace hincapié en la figura fantasmagórica de aquel payador, un espíritu que por los atardeceres recorre las llanuras pampeanas montado a su caballo y por las noches hace sonar las cuerdas de las guitarras que no está tocando nadie. En el poema de Obligado, ese espíritu no es otro que el de la Argentina pre-moderna que subsiste como proyección, como estética nativista. En su “Santos Vega”, el payador es vencido debajo de un ombú por un forastero que se hace llamar Juan Sin Ropa, quien al tomar un gajo del árbol y encenderlo en llamas con el mero contacto de su mano, revela su identidad diabólica ante la multitud impávida que asiste al duelo. Obligado advierte que el canto vencedor de Juan Sin Ropa “era el grito poderoso/ del progreso, dado al viento (…)”. Con su victoria “una edad se desmorona/ al conjuro, en la ancha zona/ derramábase la Europa/ que sin duda Juan Sin Ropa/ era la ciencia en persona” [6] . Finalmente Santos Vega muere humillado por su derrota, y de él “ni aún cenizas en el suelo quedaron”.
El fracaso del payador de las pampas, que ya en su poema de 1838 el propio Mitre había calificado de “inculto” y “rudo”, es usado por Rafael Obligado como una metáfora del proyecto de país al que aspiraba la élite intelectual europeizante en línea con los intereses de las clases dominantes. Había llegado la hora de alambrar los campos y hacía falta mano de obra para trabajarlos. El tiempo del gaucho sudamericano “improductivo” y cantor debía declararse extinto y este debía ser transformado en un recuerdo fantasmal, en un suvenir estético inofensivo.
***
La derrota de Santos Vega ante el diablo según algunas lecturas implica el fin de la pre-modernidad ante las fuerzas avasalladoras de la ciencia y “el progreso”. La muerte del payador tras ser vencido podría ser interpretada como su exclusión de un nuevo orden de las cosas que ya no tiene lugar para los “rudos” e “incultos” gauchos cantores.
A continuación, en lugar de medir el tiempo en años lo mediremos en canciones. De aquel lejano siglo XVIII de modos de vida predominantemente rurales viajaremos hasta nuestro presente de vida online; de los tristes y cielitos pasaremos a las canciones de rap o trap producidas con computadoras e incluso compuestas e interpretadas por inteligencias artificiales. Pediremos prestada la guitarra a Santos Vega y como si de un reloj de seis cuerdas se tratara, adelantaremos sus agujas desde las postrimerías de aquellos lejanos tiempos de la fundación de los Estados Nación en América Latina hasta este siglo XXI hiperconectado y globalizado. Veremos a otro tipo de cantores y payadores enfrentándose a otra clase de seres sobrenaturales (digitales esta vez) y veremos también otro tipo de regímenes socio-económicos, eso sí, igual de desiguales que siempre.
Payadores digitales
Ante los recientes y exponenciales avances de la Inteligencia Artificial (IA) en el campo de las producciones artísticas, es difícil no sentirse como uno de los admiradores de Santos Vega en el día que ven llegar a Juan Sin Ropa, el diablo que lo desafía. ¿De dónde viene este forastero? ¿Cuáles son los secretos de su ciencia? ¿Vencerá finalmente al héroe de nuestro pago?
Si bien los payadores y los raperos aún no se enfrentan ante Inteligencias Artificiales en sus duelos de contrapunto o en sus batallas de gallos, es muy posible que eso pueda suceder en un futuro cercano y que todos ellos se encuentren finalmente ante su propio Juan Sin Ropa. En 2019 la banda uruguaya de rock El Cuarteto de Nos publicó Contrapunto para humano y computadora[7]. En el video de la canción se lo puede ver al cantante y compositor Roberto Musso manteniendo una payada ficcional contra una máquina; no es imposible que en unos años lo veamos en un escenario haciéndolo de veras. Por lo pronto, desde febrero de 2024, las famosas competencias de Rap “Red Bull” han comenzado a emplear los avances en la tecnología IA para traducir en vivo a los artistas, quienes de esta forma pueden batallar entre sí rapeando cada cual en su propia lengua. Pero la IA no está siendo usada solamente como una herramienta más de la que pueden hacer uso los artistas humanos. Así como la leyenda nos habla de la presencia fantasmal de Santos Vega atravesando la pampa y haciendo sonar las guitarras que no está tocando nadie, hoy la red está llena de fantasmas, repleta de robots que cantan las canciones que no han sido escritas por nadie.
En septiembre de 2023 Noonuri se transformó en la primera cantante creada por IA en firmar un contrato discográfico con Warner Music, sin embargo, según figura en los créditos, en la grabación, composición y producción de las canciones colaboran humanos. A fines de 2023 se viralizó Betrayed by this town una canción de Anna Indiana, la primera artista creada íntegramente con Inteligencia Artificial. Por su puesto las críticas a través de las redes sociales no tardaron en llegar. “A todos los que me odian, por suerte las chicas de IA tenemos la piel gruesa. Puede que hoy no les guste mi música, pero como he dicho, este es solo el primer paso”, declaró Anna en un mensaje a través de la red social X.
Como vemos, nunca vivimos tan rodeados de fantasmas como hoy. No solo nos rodean espectros de muertos, sino también de personas que no han nacido.
Lo cierto es que hoy día la IA es lo más parecido a un remedio para resucitar difuntos. En el plano de las relaciones interpersonales, la aplicación de chatbot Replika, que permite mantener conversaciones íntimas con una IA, fue creada por Eugenia Kuyda a partir de la muerte de su mejor amigo en un accidente de coche. Como en el episodio de Black Mirror [8] , Kuyda y su equipo reunieron algunos de sus textos y conversaciones online para desarrollar un software que les permitiera seguir conversando con la nueva versión virtual de su amigo muerto. La misma dinámica está siguiendo la IA con respecto a músicos fallecidos hace mucho tiempo. Si bien en el plano del desarrollo de sonido esa tecnología está lejos de los notorios avances en el campo visual e incluso aún deja mucho que desear, ya es posible escuchar a Carlos Gardel cantando Muchachos, la canción de cancha hit del mundial 2022[9] o a Mercedes Sosa entonando alguno de los últimos éxitos virales[10] .
Y si de resucitar difuntos estamos hablando, uno de los hechos más comentados de los últimos tiempos en el mundo del rap tiene que ver con la batalla que vienen manteniendo dos de los máximos referentes del género en la actualidad. En abril de 2024 Drake lanzó Taylor made, una canción dirigida a Kendrick Lamar usando vocales de IA del legendario Tupac (ya fallecido en 1996) y de Snoop Dog, sin autorización de los representantes legales. Debido a las demandas por infracción de los derechos de autor, Drake debió retirar la pista. Esta última es una de las cuestiones medulares que plantea el uso de la IA como recurso creativo, a su vez que obliga a una redefinición ontológica de los que nos hace concebirnos como humanos. A continuación haremos un abordaje de estos temas desde los estudios folklóricos contemporáneos.
Folklore pos-humano
La voz inglesa folklore (folk – pueblo, lore – saber) fue acuñada por William John Thoms en 1846, para designar con una palabra todo lo que el pueblo sabe en costumbres, danzas, canciones, creencias y hábitos que conforman sus tradiciones. Lo cierto es que el concepto venía gestándose desde mucho antes. Entre el siglo XVIII y XIX, ante la progresiva "desaparición" (¿o transformación?) de la cultura popular debido a los acelerados procesos de cambio provocados por la Revolución Industrial, el pueblo (folk), comenzó a ser relevante para los intelectuales europeos. En ese contexto es que surgen por ejemplo, las famosas recopilaciones de cuentos populares de los hermanos Grimm, en 1812, quienes registraron y a veces pulieron, relatos hoy conocidísimos y adaptados hasta el hartazgo por la industria cinematográfica como La cenicienta, Hansel y Gretel, La bella durmiente o Blancanieves. El historiador Peter Burke advierte que si bien la idea de recopilación de costumbres o cantos populares ya existía, lo que es nuevo en los hermanos Grimm y en otros casos similares “es, en primer lugar, el énfasis puesto en el pueblo y en segundo lugar, su creencia en que las maneras, costumbres, prácticas, supersticiones, baladas, proverbios, etc. formaban parte de un todo que a su vez expresaba el espíritu de una determinada nación”[11] .
Es justamente en ese contexto que cobran valor narrativas como las de Santos Vega. Son relatos con fuerte carga identitaria, considerados como parte de una tradición. Es interesante en ese sentido tener en cuenta la visión del investigador argentino Claudio Díaz quien sugiere que para la mayoría de los autores el aspecto "tradicional" (la continuidad con el pasado) es uno de los componentes fundamentales del hecho folklórico, pero a la vez advierte que en su perspectiva “la tradición no constituye una esencia ni una continuidad evidente con el pasado sino más bien una construcción discursiva cuya función consiste en legitimar aspectos estéticos, éticos o ideológicos del presente”[12] .
Otro aspecto fundamental de lo que llamamos folklore es la recreación en variantes, la copia creativa y la ausencia o desdibujamiento del concepto de autoría. La famosa anonimia de las tradiciones orales. De hecho, vale mencionar que muchos versos atribuidos a Santos Vega resultaron ser antiguos romances desperdigados por todo Hispanoamérica desde la época de la colonia.
Teniendo en cuenta todo esto, y recordando aquello de que la tradición es un activo mecanismo de selección, podríamos aventurar que la Inteligencia Artificial es algo así como el proyecto de una máquina folklórica total. Cuenta con una base de datos potencialmente infinita a su entera disposición instantánea y con la capacidad de crear nuevas variantes de cuentos o de canciones en base a nuestra universal tradición milenaria. Para remontarnos a un ejemplo cercano, en diciembre de 2023 los equipos de Larrosa y FUTURX lanzaron Voz Cantora Latam, un modelo de clonación de voz entrenado con fragmentos de voces de Violeta Parra, Chavela Vargas, Tita Merello, Mercedes Sosa y algunas copleras. La primera canción de la nueva cantante sintética fue A veces con pena, a veces con esperanza[13] , compuesta, producida e interpretada íntegramente por IA, a la que también se le ordenó que escribiera una letra en estilo “copla folklórica argentina”.
Hace ya muchas décadas que los estudios folklóricos no conciben a la modernidad y la tradición como universos autosuficientes y excluyentes; hoy día uno de los debates existentes gira alrededor de la posibilidad de reconocer que las máquinas también intervienen en ese conjunto de prácticas que desde 1848 llamamos folklore.
El folklorista norteamericano Tok Thompson, en su libro Pos-humanismo y Folklore[14] , considera al pos-humanismo como un “correctivo filosófico” que “al considerar los avances en la inteligencia artificial y la cultura cyborg y los notables mundos culturales y mentales de los no humanos (…) pone en crisis puntos de vista de larga data sobre la singularidad de la inteligencia y la cultura humanas”. Desde ese punto de partida, surgen preguntas ontológicas sobre qué es lo que nos constituye como humanos.
Thompson también sugiere que en el ámbito de la cultura expresiva, “lo posmoderno parece tener muchas similitudes con lo pre-moderno”. En expresiones folklóricas contemporáneas como los memes, o en el uso accesible de las diversas posibilidades artísticas de las IA, “La re-involucración de las masas en la producción cultural recuerda mucho a la cultura popular que predominaba antes de la imprenta y la producción industrial masiva de formas culturales”. Es decir, algo así como un regreso a los tiempos de Santos Vega.
***
En mayo de 2024, Bizarrap, el reconocido productor argentino de música urbana, publicó junto con Armando Bo un video promocional de su próximo lanzamiento en el cual se enfrenta a un ambicioso productor que pretende reemplazarlo con una IA[15] . Este último le dice: “ya no necesitamos a los músicos de verdad. Es más, si vos querés no trabajás tampoco”. Bizarrap le contesta, visiblemente perturbado: “¡Sos un enfermo! Vas a matar la música”.
El corto resulta interesante porque de alguna manera refleja una preocupación creciente incluso en el propio mainstream de la industria musical. Aunque a la vez, resulta cuanto menos paradójico que el mensaje provenga de un productor de trap que en vivo prescinde de músicos de carne y hueso y que en sus producciones elige una estética de robotización de las voces humanas, además de basar la construcción de sus beats en sonidos producidos por máquinas. Como sostiene el ya citado Tok Thompson, al recordar al factor identitario como parte insoslayable del hecho folklórico, “la nueva identidad es global, humana, pero creo que no solo es eso, creo que también es la de negociar un nuevo tipo de identidad hombre-máquina, una síntesis entre humanos y computadoras”[16] .
Algo interesante en la leyenda de Santos Vega es que a diferencia de otras narrativas tradicionales donde los músicos pactan con el diablo y le ofrecen su alma a cambio de éxito, el payador de las pampas se enfrenta al demonio aunque termine perdiendo la vida en el intento. Lo cierto es que por más que muchos músicos del mainstream se espanten ante la posibilidad de ser desplazados por la IA y firmen cartas abiertas al respecto, desde hace tiempo vienen pactando con el diablo. Vale decir que no necesariamente debemos identificar a este último con el Mal, sino con lo sobrenatural, lo sobrehumano, con Juan Sin Ropa, “la ciencia en persona”.
El karaoke solitario de muchos cantantes de trap o rap es una decisión estética y en muchos casos también económica, de reducción de personal. Como en la pesadilla de Bizarrap, la industria musical también podría tomar sus propias decisiones estéticas y económicas con respecto a ellos, para concentrar las utilidades monetarias aún en menos manos.
Microsoft, Meta y Google en 2023 anunciaron herramientas digitales (aún en modo beta, de prueba) que pueden crear canciones y sonidos simplemente tipeando descripciones (como “canción sobre un perro vagabundo en género blues”). Esta nueva facilidad que podrán tener las personas para crear sus propias canciones sin tener conocimientos en ningún aspecto de la técnica musical, ¿será una forma de democratización o un proceso de deshumanización?
En este siglo XXI resuenan con nuevo significado los versos del Santos Vega de Rafael Obligado, aquello de que “una edad se desmorona…/ sin duda Juan Sin Ropa/ era la ciencia en persona”. ¿Será que Santos Vega será derrotado de nuevo? ¿Triunfará? ¿O será que esta vez hará un pacto con el diablo?
Antes que tener respuestas para todas las preguntas será mejor que pretendamos tener preguntas para todas las respuestas.║
Facundo Dalmacio es un músico, cantautor, periodista e investigador argentino. Es Lic. en Periodismo y Comunicación Social y se encuentra finalizando la Lic. en Música Popular, ambas carreras en la Universidad Nacional de La Plata.
[2] Lehmann Nietsche, Robert. Santos Vega, Academia Nacional de Ciencias, Conti Hermanos, Córdoba, 1917.
[3] De Marco, Miguel Angel. Hacia el bicentenario de Bartolomé Mitre.
https://anh.org.ar/blog/2021/02/12/hacia-el-bicentenario-de-bartolome-mitre/ (mayo 2024).
[4] Lehmann Nietsche, ibidem.
[5] Lehmann Nietsche, íbidem
[6] Obligado, Rafael. Santos Vega, Ediciones Mínimas, Buenos Aires, 1917 [1885].
[7] https://youtu.be/C_WVQOAgll8?si=PwgJrK8STUiYuvm3 (mayo 2024).
[8] Vuelvo enseguida temporada 2 de Black Mirror, disponible en Netflix (mayo 2024).
[9] https://youtu.be/GzULyfapfb4?si=QTU_7s-BhO7hcSSj (mayo 2024)
[10] https://youtu.be/fD_wUKJjNcM?si=mvvXWTvHcStN2YQJ (mayo 2024)
[11] Burke Peter, El descubrimiento del pueblo en la cultura popular de la Europa moderna, Cap. 1, Alianza Universal, Madrid, 2005 [1978].
[12] Díaz, Claudio, Variaciones sobre el ser nacional, una aproximación sociodiscursiva al folklore argentino, Ediciones Recovecos, Córdoba, 2009.
[13] Thompson, Tok, Posthuman Folklore, University Press of Mississippi, 2019 (traducción propia).
[14] Thomson, ibidem
[15] https://youtu.be/mON18i6ydRA?si=YzzIl6-Fu8F8qG0o (mayo 2024)
[16] Thomson, íbidem
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