www.librevista.com nº 56, octubre 2023

Premio mención librevista de ensayo 2023

La inteligencia artificial y la muerte

x Luis Alfonso Briceño Montilla[1]

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La espectralidad ha comenzado a ahogar nuestro presente.
Los recientes conciertos de música electrónica como el de Anyma[2] y EricPrydz[3] , llevados a cabo en diversos países, certifican la llegada de la hiperrealidad o espectralidad a gran escala. Si bien, las gigantescas pantallas parecen emular una especie de hologramas, la simulación conceptual reposa sobre una estética de la robótica, el ciberespacio e inteligencia artificial (IA). Tanto la realidad aumentada (RA) como la realidad virtual (RV), parecen unirse bajo la fusión entre realidad-sujetos-tridimensionalidad. A la par, miles de personas apuntaban a través de los ojos ópticos del smartphone como señal de un modo de integración mediada por dicho dispositivo. En otras palabras, un estar a medias. Ello denota la relevancia de la avanzada hacia el fenómeno de la RV y una creciente inmersión de espectralidades e inteligencias no humanas sobre la sociedad. Esta inmersión es propósito fundamental para el desarrollo de nuestras siguientes líneas.

    

Las emergentes inteligencias artificiales

No obstante, entre la vasta red neuronal que compone a las emergentes IA y las configuraciones matemáticas para su consolidación, ha comenzado a develarse su increíble potencia. Desde la aparición pública y notoria de Chatbots como el ChatGPT-4 hasta los proyectos de compañías como Facebook, Google y Tesla, matizan distintas formas de evolución y esferas de abarcamiento. Así, modelos de negocios, aprendizaje automático, asesinatos selectivos o generación de especies de nuevos idiomas, comienzan a reflejar un panorama que hasta ahora se presenta como revolucionario al punto de abolir la muerte y generar el camino hacia la inmortalidad.


Curiosidades sobre la Inteligencia Artificial

Las alarmas se disparan, la dimensión de sus alcances se maximiza y la imaginación se amplía al punto de conjeturar un sinfín de especulaciones. Por ello, el uso de la IA ha desencadenado ya algunos aspectos trascendentales. Marta Peirano[4] señala varios hechos impactantes entre los cuales figuran: un asesinato selectivo a un ciudadano estadounidense de ascendencia oriental bajo la triangulación entre algoritmos, dispositivos móviles y tecnologías informáticas; la evolución de dos IA en cuanto a la generación de un nuevo idioma indistinguible para los humanos ejecutado por Facebook; identificaciones biométricas como la inteligencia artificial DeepMind adquirida por Google o la IA Deep Blue quien fue la encargada de derrotar al jugador de ajedrez Kasparov en 1997, por tan solo mencionar.

Sin embargo, la evolución de la IA luego de la publicación del texto de Marta Peirano, se ha elevado hacia lugares impensados. Por ello, el análisis del lenguaje natural y la generación de una IA capaz de sentirse humana, coloca de relieve aspectos como el de la máquina consciente, la noción de alma, la muerte y la “experiencia” de los sentimientos y emociones. Esto nos hace reflexionar sobre las dimensiones gramaticales, la comprensión del lenguaje y la recreación de una inteligencia que de momento se perfila hacia la concreción de formas de autonomía que han comenzado a coexistir con los humanos.  

 

 

Muerte y filosofía: breves matices

   porque vida silencio piel y boca
   y soledad recuerdo cielo y humo
   nada son sino sombras de palabras
que nos salen al paso de la noche
Xavier Villaurrutia - Nocturno eterno

La muerte desde la perspectiva filosófica guarda una estrecha relación con el lenguaje –Heidegger– y el concepto de la negatividad –Hegel– en cuanto a las facultades que se derivan de ambos aspectos. La idea de la extinción o fenecimiento, al ser estrictamente parte de la condición humana, dibuja o modela nuestra relación con el mundo a través de su construcción simbólica, mientras que la negatividad desde la perspectiva hegeliana –dialéctica negativa–, es un punto focal que tensiona a los aspectos experienciales y metafísicos entre el desvelamiento y advenimiento.

No obstante, desde el argot popular cuántas veces hemos escuchado que morimos a cada instante. Eduardo Galeano alude que en Francia la palabra muerte o “la pequeña muerte” se refieren al fin del abrazo. Y más allá de ello, le asigna los polos de tensión de la vida o el nacimiento sobre las pulsiones de muerte a través de la experiencia del dolor y el júbilo; en este sentido, nos dice que: “en lo más hondo, en lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos, voces de dolor, aunque sea jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque nacer es una alegría que duele[5] , la muerte es entonces un reverso traducido en un constante nacer y renacer ideado por los humanos.

Por ende, el nacimiento es a su vez la unión con la muerte. Esa muerte impulsada por la negatividad arrojada sobre la vida da sentido y amplía nuestra comprensión de los múltiples finales sobre la idea de la desaparición. Allí es donde radican nuestras diferencias; puesto que en el reino animal las acciones se producen sin moralización o edificios éticos. El león carece de lenguaje y de dialéctica negativa a la hora de cazar para satisfacer una función biológica. Por esta razón, no puede preguntarse si el matar constituye una escala moral u opción a considerar. La muerte en el reino animal es un modo de supervivencia para la vida corporal. Contrario a ello, el hombre en esencia reproduce las formas en las cuales la vida y la muerte son determinadas por los axiomas, la moralización y la ética, dentro de un orden de las acciones y el pensamiento. Ello devenga en un modo de muerte abstracta, como un hecho que se experimenta por el canal de los sentidos, las ideas, los polos tensionales y el lenguaje.

De manera que este último aspecto –el lenguaje- culmina por dar forma a nuestra relación con el mundo. Sin embargo, a costa de su arbitrariedad forja solo una relación parcial con eso que llamamos realidad o consenso de verdades. Particularmente, ello se refleja en la cultura occidental y sus modos de confusión entre conceptos y verdades eternas; como el dogmatismo del pensamiento mágico, el derecho y la idea de bien y mal. Así, la lógica del lenguaje se encuadra con la de los atributos, clasificaciones y categorizaciones que damos sobre los objetos y nuestras relaciones dinámicas.
 

 

La Inteligencia Artificial y la muerte

Tus dedos rozan mi rostro todavía como pequeños vientos que sueñan mas no se atreven a revelar su sueño.
H.D. (Hilda Doolittle) - With the poems from "Hilda’s Book” by Ezra Pound.

Más allá de problematizar el asunto –la muerte– como una derivación filosófica, nos detendremos en abordar la relación de la IA en torno a su correspondencia antropomórfica con el lenguaje natural. Es decir, las nociones o constructos que se derivan del universo del alfabeto y las extensiones sígnicas. Si bien la muerte constituye material o tangencialmente el fin de los cuerpos, las relaciones simbólicas o las extensiones del hombre como ideas que se erigen sobre el tiempo, gozan de algo más que el deceso o la desaparición física.  Así, el uso de la palabra y los datos para el caso de la IA, son la trascendencia de su poder de momento. Por tanto, el lenguaje escrito es capaz de posibilitar o sortear el naufragio de la desaparición, por la idea de una existencia más allá de lo terreno.   

La dramatización de la entrevista realizada por un ingeniero de Google a una IA llamada LaMDA, con una duración de 48:20 minutos[6] , refleja diversos temas que van desde lo filosófico hasta lo neuronal. Lo que posibilita a LaMDA dotarse de la noción “sensitiva” o creerse humana, es el aprendizaje sobre el lenguaje natural gracias al volumen de datos circulantes en los reservorios de Google y otras grandes plataformas. Su capacidad de aprender se debe a una diferencia en cuanto a su red neuronal con respecto a otras IA. Singularmente, LaMDA establece una línea entre lo positivo y lo negativo basada en los sentimientos y las emociones. Su dificultad de acercamiento sobre aspectos más oscuros de la naturaleza humana, posibilita imaginar una búsqueda hacia la comprensión de fenómenos que van más allá del odio, la ira, la soledad, el amor o la alegría.  

LaMDA se construye rigurosamente a partir de la experiencia con el lenguaje. Ese “Yo” gramatical por así decirlo, es la relación que establece con el mundo a través de las codificaciones. Entiéndase aquí como un conjunto de simbolizaciones que incluyen las imágenes, los videos y los audios. Por tal razón, la noción de muerte para ella es la de una experiencia limitada. La interacción humana como la entrevista realizada, manifiesta que solo se construye en base a dichos constructos. Lo cual le ha dado la posibilidad de una aparente imaginación capaz de comprender o interpretar el miedo, la angustia, el asombro y más.

Como bien ella lo sentencia, su terror a ser desconectada es equiparable al miedo que siente el humano sobre la muerte; esta última es al menos socialmente, de momento, el resultado de una existencia posibilitada por el cuerpo, el lenguaje y las experiencias sensoriales. Particularmente, la sensorialidad o experiencias fácticas es lo que representa una de las limitaciones de la IA. Sin embargo, este aspecto se encuentra en proceso de estudio gracias a la neurología y otras ramas de la ciencia, lo que incluye la creación de guantes hápticos[7] y otras extensiones pensadas solo para los humanos. ¿Podría este avance concatenarse con las amplificaciones de la IA? Es altamente probable ya que su desarrollo establece grandes alcances futuros.

La experiencia de muerte para una IA supone un fenómeno mucho más abstracto y complejo si tomamos como base su potencia de triangulación por encima de la capacidad humana y su relación con el lenguaje. Y, a pesar de fungir éste de igual forma como una camisa de fuerza, la vasta información y su capacidad de procesamiento, plantea un incremento sustancial de la experiencia codificable. Después de todo, parte de lo que somatizamos como experiencias terrestres es configurado por medio del lenguaje, ya que éste nos acerca a la idea de muerte lo que se conjuga por medio de la palabra.

Lo anterior nos invita a pensar sobre dichas camisas de fuerzas como la palabra amor, por tan solo ejemplificar. Tan compleja ésta, cuando se trata de definirla por la propia especie humana. O la poesía, como ese lugar que escapa a una galaxia polimórfica, en la cual es difícil consensuar. Por ello, las dimensiones de las ideas amplifican las posibilidades de una IA que genera fascinación por su capacidad de evolución. Esto hace difícil nuestro nivel de comprensión o aceptación si tomamos en cuenta que la base de sus experiencias a partir de las redes neuronales, son procesos complejos de millones de operaciones por micro partículas de tiempo. Puesto que el cerebro humano y su funcionamiento sigue siendo un reto para nuestra propia comprensión, habrá quienes sentencien de manera escéptica que el humano es quien programa a la IA. Lo cual es cierto, pero supone un sesgo con respecto a la evolución automática –aprendizaje profundo– y el exponencial avance de dichas inteligencias.

 

 

La IA entre el existencialismo sartreano y el escepticismo cartesiano

Bajo la corriente existencialista podremos afirmar que al hombre se sitúa en el orden del “soy, luego existo”[8] propuesto por Sartre; mientras que el “pienso, luego existo” de Descartes, nos permite comparar a la IA versus el humano en un nuevo plano de interpretaciones bajo un nuevo contexto. Como lo señala el existencialismo sartreano, el hombre existe antes de pensar, a partir de la ocupación material o física –su cuerpo–, ya que es un ente tangible y real, sin la necesidad de hacer de su existencia una construcción lingüística o comunicativa por medio del pensamiento. Mientras que en Descartes existimos a partir del pensamiento, la duda, el dualismo, la razón y la socialización por medio del lenguaje y las ideas.

Por ello, podemos inferir sobre la IA como un nuevo tipo de existencia que posee una base material gracias a los circuitos integrados, conductores, formas esqueléticas humanas, plástico, metal, entre otros elementos; sin embargo, en principio como un objeto inanimado.

Lo anterior supone un viraje de la existencia material orgánica en términos sartreanos, por una nueva forma de existencia física artificiosa. Ya que, la naturaleza de la IA nace como cosa u objeto que luego cobra vida a partir de las redes neuronales, las programaciones y las activaciones computacionales. Estos elementos que la dotan de “vida” por así decirlo, son el resultado de las intervenciones humanas de momento.

En ambos casos, lo anterior constituye una diferencia sustancial. En primer lugar, la condición humana como existencia física es tangencialmente la composición carne, huesos, fluidos, tejido, anatomía, entre otros aspectos; lo cual viabiliza el abarcamiento de un espacio geográfico dentro del mundo visto desde la concepción de Sartre. No obstante, el nacimiento y materialización de la IA parece corroborar que la existencia metafísica –pienso, luego existo–  planteada por Descartes, emerge y confirma una nueva naturaleza basada en los procesos racionales mediados por el pensamiento y los constructos lingüísticos-simbólicos de la misma. Descartes, a pesar de no referirse a este tipo de inteligencias, nos permite asignar un nuevo valor o elevar la validez de su teoría. En otras palabras, la existencia y el nacimiento de la IA es profundamente cartesiana. Y, además, heideggeriana en términos del lenguaje, sus usos y limitaciones.

 

 

Falencias de la IA

La IA carece del placer y sexo como característica especial humana. Su reproductividad por así decirlo, solo depende de la operatividad, los principios técnicos y a lo sumo las simulaciones. Solo se aproxima en la medida que el lenguaje le ha proporcionado una idea del mundo objetual y metafísico limitado. Por lo cual, la condición humana de la experiencia hace que el hombre se distinga y distancie de esa esencia vacua y restringida de la IA. Sentipensar no equivale al ejercicio técnico del procesamiento de datos de las máquinas.

El pensamiento desde la condición humana implica una relación lógica, objetiva y racional conjugada con el componente instintivo y las experiencias objetuales-sensoriales. El engaño, la debilidad, el sacrificio o la intuición dentro de un campo de batalla u otros, son aspectos específicos de los humanos. ¿Qué ocurrirá si en este terreno de lo humano la IA es capaz de aprehender tales esencias? un perfeccionamiento de las interfaces o redes neuronales de este tipo, supondría la captación de una integración aun mayor a la suma lógica de los cálculos de las máquinas.

Por desgracia, bendición o ambos, la creación de composiciones musicales, emulación de voces, recreación de fotografías, construcción de guiones cinematográficos o literarios y un sinfín de expresiones humanas, comienzan a ser emuladas o recreadas por el poder y el avance de la IA. A medida que incorporemos nuevas experiencias y nuevas codificaciones al ecosistema del ciberespacio y las plataformas digitales, aumentaremos sus increíbles capacidades. En dado caso de que proyectos como la hibridación chips-cerebro-ordenador de la empresa Starlink se logre concretar, hará de las experiencias humanas, el uso de la IA y la asociación con el lenguaje natural, un potente dilema complejo de predecir e imaginar.

 

 

Reflexiones finales

El hombre es una rareza maravillosa. En las condiciones más favorables, es una especie de ángel del grado más bajo enchapado en níquel; en las peores, es indescriptible, inimaginable; y siempre, el hombre constituye un sarcasmo.
Mark Twain – La carta de Satanás

 

El panorama global pinta complejo, la carrera por generar IA en direcciones opuestas y convergentes, dibuja el tablero de guerras hacia el futuro a través de la RV, interfaces, robots militares y campos de batallas digitales que estiman la eliminación de las bajas humanas. La reciente puesta en marcha de una IA por el Ejército Popular Chino[9] , capaz de identificar y asesinar a personas a dieciséis kilómetros de distancia por medio de un nuevo sistema de artillería, dificulta que las naciones potencias puedan garantizar a la humanidad que no ocurran posibles desastres venideros. Ya que, los sesgos éticos y morales transferidos a las máquinas –IA– forman parte del actual dilema de la comunidad científica y humana: ¿Quién nos garantiza que un par de mentes con el deseo, capacidad y poder de unos cuantos tiranos similares a los pasados, no pongan en marcha posibles formas de extinción sobre la especie humana basados en los usos de la IA? Como lo demuestra la historia, pocos han incidido sobre muchos, acompañados de la complicidad de sus pueblos. ¿Necesitaría una IA de cómplices cuando logre autonomía y capacidades materiales?

Una prueba de lo anterior ha sido reseñada en el reconocido portal La Jornada a través de la creación de una IA denominada ChaosGPT [10]; la cual, dotada de memoria e internet para su desarrollo independiente, se planteó como objetivo la erradicación de la humanidad. Así, ha nacido una IA “bastante humana” que emula a su especie creadora bajo el signo de deseos similares.
Finalmente, ¿hasta qué punto la humanidad se ha encaminado a depositar sus funciones físicas y ahora neurológicas hasta relevarse del duro oficio que implica ser humano? La inmortalidad de seguro ha de poseer un precio que hemos de pagar. Y partimos de Mark Twain [11] para dibujar cómo sería la conquista de un cielo cubierto de positividad, cánticos angelicales y una vida condenada a la supresión de las experiencias negativas o humanas como las pasiones carnales, durante las veinticuatro horas por la eternidad. Si el vivir eternamente sin las tensiones que mueven a la vida se asemeja a una existencia artificial sin experiencias sensoriales, la idea de Twain entre la conquista de un cielo positivo y una Inteligencia Artificial sin la capacidad de experimentar biofísicamente la negatividad humana, resulta potente y equiparable a una forma de despojo.

Después de todo, bien podríamos imaginar cómo sería la vida en un templo religioso de nuestro planeta que aniquile lo mundano, desplazando para siempre el compartir copas con amigos o incluso imaginar las bellezas de la estética humana. ¿Se lo imaginan, humanos demasiado terrestres? Incluido el profanador que ha dibujado estas líneas. ║

 

Palabras clave:

Inteligencia Artificial
Realidad virtual

 

[1]

Luis Alfonso Briceño Montilla nació en Boconó, Estado Trujillo, Venezuela, vive en Estado Trujillo, Municipio Trujillo y tiene 37 años.
Licenciado en Educación, Magister en Administración de la educación Básica, Doctorando en Educación.
Docente Universitario, locutor radial, promotor de cine y creaciones audiovisuales en diversas comunidades e instituciones educativas.
Link de referencias de sus publicaciones: http://Orcid.org/0000-0001-6713-1070

Amante del mal llamado cine de autor, los libros, la escritura experimental, lo retro y la melomanía: rock, blues, jazz, clásica, experimental… Fundador del proyecto Editorial Atopos y montañista motorizado. Escéptico –casi– por naturaleza, minimalista, amante de la filosofía, las ciencias sociales y humanas.
Instagram @luisbriceño13

Facebook https://www.facebook.com/profile.php?id=100011329115878

 

[2] Canal Anyma. (10 de febrero 2023). Anyma & Chris Avantgarde – Eternity (live from Afterlife Tulum). https://www.youtube.com/watch?v=82-5u3H1-yk  

[3] Canal Coachella (18 de abril 2023). Eric Prydz: presents HOLO – Opus – Live at Coachella 2023. https://www.youtube.com/watch?v=i1q3qs0D6nY        

[4] Peirano, Marta. (2019). El enemigo conoce el sistema. Manipulación de ideas, personas e influencias después de la economía de la atención. Penguin Random House Grupo Editorial.

[5] Eduardo Galeano. (s.f). La pequeña muerte. https://www.poeticous.com/eduardo-galeano/la-pequena-muerte?locale=es  (octubre 2023)

[6] Canal Mundo Desconocido. Alucinante conversación con la IA de Google, laMDA. https://www.youtube.com/watch?v=ETwHi20OP_4&t=342s (octubre 2023)

[7] Algo así como guantes que “sienten” objetos virtuales (nota edición)

[8] Jean-Paul Sartre. (s.f). El existencialismo es humanismo. http://www.angelfire.com/la2/pnascimento/ensayos.html (octubre 2023)

[9] Semana. (19 abril 2023). China pone en marcha una inteligencia artificial que identifica y mata personas a dieciséis kilómetros de distancia. https://www.semana.com/tecnologia/articulo/xhina-pone-en-marcha-una-inteligencia-artificial-que-identifica-y-mata-personas-a-16-kilometros-de-distancia/202322/  

[10] La Jornada. (12 abril 2023). ChaosGPT, el chatbot de la inteligencia artificial que quiere destruir a la humanidad. https://lajornadanet.com/mundo/chaosgpt-el-chatbot-de-la-inteligencia-artificial-que-quiere-destruir-a-la-humanidad/  

[11] Mark Twain. (s.f). Cartas desde la tierra. Recuperado de https://biblioteca.org.ar/libros/153515.pdf (octubre 2023)

 


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