www.librevista.com nº 56, octubre 2023

Premio mención librevista de ensayo 2023

Una cama en el hospital es un taxi aparcado con el contador en marcha

x Barbara Andrea Vasquez Choque[1]

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 En cien hogares bolivianos hay, desde ayer, un muerto más que llorar. En quinientos hogares, un inválido o herido que atender… desde ayer el sufrimiento y la angustia han dejado unos hogares y se han instalado en otros. ¿Para siempre? Imposible decirlo…
Mariano Baptista Gumucio

Este es un párrafo de un ensayo que leí hace años, pero cuánto más antiguo es el ensayo, la claridad de la fecha, no lo sé, pero el libro que recopiló los ensayos fue de 1975. Y la situación no ha cambiado, aumenta al mismo nivel que las empresas farmacéuticas se hacen millonarias, pero no asciende el valor humano de los tratos hacia el paciente. La enfermedad es suya pero la angustia es del familiar. 

Jean Baptiste dijo: “Los médicos no tienen más misión que la de recetar y cobrar”.
Curarse o no es cuenta del enfermo, esto también es cierto.

 

 

La doctora

Me disculpo por valerme solamente de ejemplos.  Estuve en hospitales donde me dijeron ─esto es lo que se pide siempre para los pacientes, pero pregunta antes al doctor por si falta algo, sácale una foto y lo copias para todos es lo mismo y así te ahorras tiempo.

No sabía qué pensar, pero esas palabras dieron vueltas por mi mente, en tiempos lejanos lo habría hecho, pero las circunstancias cambian cuando tú eres el que navega por un inmenso rumbo desconocido y no ves nada, las aguas por las que nadas son el resultado de las lágrimas que se deslizan entre surcos de angustia, dolor e impotencia en ambientes blancos y estériles, donde solo puedes estar unos minutos con el que ocupa la silla faltante en la mesa, el rostro que ves es solo a través de un retrato de momentos inolvidables que te llenan de dolor por el hecho que solo te quede esos recuerdos y sueños que tendrás que hacerlos sin una pieza, pero no eres el único, hay varios contigo, ciegos en la misma corriente, distintos motivos, algunos con destellos de luz de un faro que no solo daba luz sino esperanza a aquellos que están perdidos, lejos pero cerca del puerto donde esperan una tripulante a la cual todos esquivan.

 

Los familiares

Son las tres de la mañana minutos más y minutos menos suena el celular que me dice ─la mamá entró otra vez a cirugía, dicen que necesita sangre, vengan rápido. Esperando en el pasillo se escucha un ruido de la puerta abriéndose donde sale una silueta diciendo
─tienen que comprar tal y tal, que se necesita los más pronto posible–, cierra la puerta, nos miramos pero solo vemos un pasillo que da a una calle oscura y profunda, nada se ve, solo se siente dolor, miedo, una sensación de nudo en la garganta, dificultando que puedas respirar, solo una voz en todo el silencio que nos ordena diciendo –toma esto, espero que alcance y si falta llaman, ve tú por allá, tú recto, vos vas esperas por si pide algo más y yo iré por aquí─, correr por la noche con lágrimas en la cara, el viento que sopla y sientes aún más frio pero no es por la temperatura, al no encontrar farmacia abierta o si la hay no tienen lo que te piden, por suerte alguien nos llama para decir que lo encontró, ─estoy yendo directo al hospital, ahí nos vemos.

Todo termina, alguien nos menciona, ─salió bien, vayan a buscar una cama en terapia–, nos informan que no hay camas, ─tendrá que dormir en el quirófano, llevadla a una clínica privada si es que tienen dinero. Al día siguiente, decididos a marcharnos de ahí, pagamos la ambulancia, que no aparece si no pagas primero ya que para ellos eso no es emergencia ni urgencia, para ellos. No, para nosotros era una emergencia, aparece después de una hora, tal vez más, quién calcula el tiempo en ese momento, al llegar a la clínica privada directo a terapia intensiva en la área séptica, nos dice que llegó de repente con la historia clínica poco clara, siendo cortés por no decir mal hecha, nos dijo con toda la frialdad –no respira por sí sola, el corazón débil, riñones fallando, está complicado puede que no salga y las máquinas se cobran por hora y otros gastos, va salir caro ¿quieren continuar?. Sé que fue duro escucharlo, pero fue sincero, dijimos ─siga adelante, Doctor.

 

 

La doctora

Pero qué es cuando uno no tiene dinero o un doctor conocido, que tal vez pueda influir en tu situación y darte una mano, el trato es peor, te miran por todo lado, falta que te digan ─¿por qué te enfermas?, aumentémosle que no sea una familia letrada, hubo una situación en la que vi a una señora diciéndole al doctor –he comprado este bote que hago con él, ─pero tenías que dar en la mañana un examen de orina para que lo analicen, –pero no me explicó, –se sobreentiende, –ahora qué hago, ¿puedo entregar ahora? –ya es tarde, mañana. A ella solo le queda mirarle, mientras se aleja el doctor.

Hay tantas historias peores que esta, con finales desdichados, pero como dicen, todos tenemos nuestros propios caminos aterradores, nuestras historias dolorosas, rogando a Dios que no se nos pruebe con un familiar, aunque a veces este camino se da acompañado, pero la mayoría te abandona porque no hay bolsillo que soporte y se presencia la fractura en la familia, o en el peor de los casos tu única compañía es tu sombra, que también desaparece cuando estás postrado en una cama.

Entre las palabras que más se menciona en un hospital, que mientras más lo repiten más común se vuelve para ellos, pero eso no quita el significado de lo dicho ─llegó muy avanzado, es complicado, los riesgos son altos, prepárense para lo que pueda pasar, esto saldrá costoso y puede que no resista piénselo, ─pero el doctor dijo que no era eso, ─se equivocó, el seguro no cubre, estamos llenos, no podemos atenderte aquí, no tenemos lo que se necesita, este tratamiento solo se hace en el extranjero, esta es una enfermedad silenciosa, no hay ficha, vuelva mañana, el doctor no se encuentra, la doctora está  en reunión, tienes que hacerte el análisis en otro lado, la máquina se arruinó, el doctor va a tardar, este medicamento no hay en el país, no hay especialista─. Palabras tan crudas como reales.

Pero siguen las preguntas en el aire ¿Por qué? ¿Qué anda mal? ¿Son el estado, la educación, médicos negligentes, interés por el dinero, pacientes que no cuidan de su salud, contaminación ambiental, automedicación, papeleo, trato hacia el paciente, sueldos bajos, karma, mala suerte, destino, niños descuidados tanto por padres como estado o simplemente las cosas pasan porque el mundo es así?, ponle todo esto en una comunidad y es un sistema colapsado, un lugar enfermo.

Pero alguien me dirá  ─los hospitales son buenos─, lo son si tienes dinero y te haces chequeos cada año, con doctores especializados en otros países, personal con el mejor trato, todos los análisis en el mismo lugar, la farmacia completa, máquinas de última tecnología─, todo, pero no para todos tan inalcanzable.

No es de lo que quiero hablar, en ello no hay problema, sino del sistema de salud pública al que accede la gente no asalariada, con pocos recursos y más dolencias, que aguantan como raza de bronce, haciendo fila desde una noche anterior para tener la ficha a la siguiente semana  y eso que es martes, porque pasa eso, simple, solo se reparten cinco fichas por especialidad, pero aquí hay algo contradictorio, vas al doctor y te dice ─volvé mañana, tú ─bien─, y tienes que salir directo a hacer fila para mañana o si no, no alcanza pero ya hay fila lo suficiente para las fichas de mañana, pero ¿qué haces?, lo tuyo es urgente, no alcanza para privado, solo queda hacer fila hasta tener la cita, cuando te toque pero no te atiende el mismo doctor, así que repites otra vez lo mismo. 

En palabras prestadas de Nicolás Maquiavelo:
Pocos obran por sí mismo, sino por espíritu de imitación; pero como este espíritu no puede ser exacto en todo, ni suele ser posible llegar a la altura de aquellos que se toman por modelos, ponle a un modelo de imitación que cada vez alcanza menos a la altura”
Se repite y repite, como resultado da malos modelos, y aquí va el problema ─nadie dirá que miento─, pero todos en su vida se han topado con un mal médico o enfermera.

Dijo Pascal:
la mayor parte de los errores de los médicos proviene no de malos raciocinios basados en hechos bien estudiados, sino de raciocinios bien establecidos basados en hechos mal observados

Y Benjamín Franklin:
Un poco de negligencia puede engendrar un gran daño”.

Y Nietzsche:
“Los médicos más peligrosos son los que, como auténticos comediantes, imitan al médico nato con arte consumado de ilusión”.

Hablo de la pérdida de interés de los estudiantes en la rama de la medicina. No se encuentra en ellos empatía o interés por un paciente, solo ven la comodidad, una gran mayoría escoge esta carrera para tener prestigio, el título de doctor que no es poca cosa, dinero, o simplemente no le gusta las matemáticas.

Puedes aprobar las materias con el mínimo esfuerzo o con un poco de ayuda, el internado solo es aguantar y tal vez con algunos favores y regalos, listo, tienes tu título. Créanme cuando digo que son ellos los primeros en encontrar trabajo, a veces no en un solo lugar, se convierten en tus jefes, hasta puede que lleguen a lo más alto, porque los que son buenos de verdad se van o lo dejan asqueados, porque en realidad este es un trabajo en equipo.

Cita de Sun Tzu:
Cuando tus tropas están desanimadas, tu espada embotada, agotados tus fuerzas y tus suministros son escasos, hasta los tuyos se aprovecharan de tu debilidad para sublevarse. Entonces, aunque tengas consejeros sabios, al final no podrás hacer que las cosas salgan bien”.

Ahí comienza el dolor de los familiares, al ir donde un doctor que no le importa como estás, que te va a atender hasta donde te alcance el dinero, que busca sus diagnósticos en google.

Dijo Quino:
Debo advertirle que el fármaco que le prescribo para su dolencia no es barato, pero no se preocupe, le receto además un regulador de su tensión arterial para cuando escuche el precio y le agregó también un ansiolítico para cuando piense como va a pagar todo esto, pero bueh… la salud ante todo”.

Alguien que nunca ha terminado de leer un libro real de medicina, que comete negligencia médica que terminas pagando tú con facturas de más, con más daños que con los que entraste, esta es una verdad que se cubre, de la que casi nunca se encuentra pruebas porque se alteran las historias clínicas, pero solo es un rumor, te miente tan descaradamente diciéndotelo en la cara, y fuera de eso el trato que recibes que te desgarra trozos de tu alma botados en los pisos, que cuando sales de ahí estas tan dañado que se te van las fuerzas, pero tienes que volver, porque si no eres tú, nadie velará por tu ser querido, con el pensamiento en tu cabeza diciendo  ─Te vas a sanar, te vas a sanar, vamos a salir de esto, vas a volver a casa.

Estando una vez ahí hablando con una paciente tan cómodamente, que me sacó una enfermera llamándome la atención con estas palabras exactas ─por qué les estás hablando y atendiendo así, se van a acostumbrar, le dije ─está bien, entonces ¿qué hago?

Para mí la solución es casi tan difícil como querer salvar el planeta de la contaminación. Depende de cada uno, hay gente que sí, pero son tan pocos como una paraba[2] en peligro de extinción, y queda la suerte que pocos tuvieron de conocer a un verdadero doctor o enfermera.

Porque no importa cuánto el gobierno crea hospitales, trae insumos, máquinas de última generación, crea empleo, si las que atienden no son de las mejores, no va cambiar nada.

Dijo Ludwig von Buhl:
“Muere menos gente a causa de la tuberculosis que por la manía sistemática de los médicos. Esta es, indudablemente, la más triste de todas las muertes. Fenecer de una enfermedad que tiene otro”.

Pero no puedo señalar con el dedo a un solo culpable. Esta experiencia sería más llevadera con un trato mejor, al saber que se hizo todo lo posible, podríamos decir que la partida fue inevitable y no pensar que se fue antes de tiempo porque no se hizo nada, lo malo de esto es que cada vez en más casos aparece la negligencia y deslustra el nombre de los que son las verdaderas manos de Dios, que velan para que no cruce la línea, ante esto uno da las gracias y no basta con eso. Por otro lado, inclinando la balanza, están los que hacen que uno pierda la fe y respeto en esta profesión, esta profesión que tiene una gran historia, con verdaderos héroes esperando a que “los enemigos que tenéis al frente, los veréis desaparecer en breve, como las nubes, cuando las bate el viento” (José Ballivián), para dejar de manchar la profesión blanca.

“Los médicos no se podían de acuerdo, uno decía que era el hígado, otro que el corazón, otro que los riñones. – los médicos siempre discutiendo por menudencias”.
Les Luthiers    ║

 

 

Palabras clave:

Barbara Andrea Vasquez Choque
Bolivia
Medicina
Salud publica

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[1] Boliviana, Doctora en medicina.
Soy una persona activa, que vive el momento. Hace un tiempo, parecía un buen camino la carrera de medicina de la que llegué a egresar, pero al momento de dar el siguiente paso en mi vida profesional me topé con la realidad de ejercer de tú a tú con los colegas. Esa interacción con ellos y los pacientes, te abre los ojos de cómo el ser humano empieza a perder su humanidad y dejar de ver personas al verlos solo como fichas. La esencia por la cual elegí esta carrera se perdió y vi un futuro carente de vida, lo cual me negué a aceptar, por eso tomé la decisión de vivir mi vida, donde el presente será mi porvenir y las experiencias serán mi enseñanza, donde las películas, la música y los días lluviosos iniciarán historias que contar, que alcanzaré a escribir y no se perderán en el tiempo. Este es el primer paso que doy.
Correo electrónico: copfin8@gmail.com

[2] Tipo de papagayo


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