Citas:
(1) Sus tres primeros postulados eran considerar a la URSS como vanguardia revolucionaria en el mundo, a Cuba en Latinoamérica y considerar la armada como la principal forma de lucha.
(2)
A efectos sólo comparativos, la implosión soviética quitó pie a la más
importante organización con inserción sindical, intelectual, burguesa,
etc, esto es, el partido Comunista, que basaba su existencia en y era
condicionado prolijamente por ese bloque. Solo queda para su futuro una
historia de defensa de derechos populares, una tonta alcahuetería y una
escasa vocación democrática. Esas son sus marcas de fábrica.
.(3).Comparemos
aquí muy brevemente la trayectoria del MLN y Raúl Sendic con la del
PRT-ERP y su líder Mario Roberto Santucho. Curiosamente, según cuenta
María Seoane en su trágica crónica Todo
o nada- la historia secreta y la historia pública del jefe guerrillero
Mario Roberto Santucho- el líder del PRT
conoce por sus orígenes provincianos a los trabajadores
azucareros y quebracheros y los considera “paradigma” de las clases
explotadas. Intenta luego formar un ejército rural en Tucumán cuando
“la lucha de clases (más importante) no pasaba por esos sectores” .
Santucho es un convencido que el planteo de lucha armada “surge de la
experiencia directa de las masas obreras argentinas” . Sin
embargo, a diferencia del MLN, el texto fundacional del ERP era “engreído
y desafiante”, fundamentalista,
agresivo para con los demás partidos y movimientos con escasas
excepciones, la disciplina , la voluntad, la moral dura, monástica eran
mandamientos, antes que la traición frente a la tortura, la muerte era
preferible; en el plano estratégico reconocía un papel efímero y volátil
a la burguesía nacional, de ahí sus continuos y decisivos
enfrentamientos con el peronismo, siguiendo
(4)
Es interesante observar que estos grandes movimientos perdurables
sobreviven gracias a pocas
y simples ideas-imágenes en la cabeza de las gentes.
(5)
Ver Juan D. Lavilla, De Boisso
Lanza al Club Naval, una escuela para aprender, CES, 1984. Antes de
su fallecimiento, el autor manifestó que si bien debería rescribir el
texto de otra manera, en
particular lo referido a la creación de un partido, el ensayo aún
conservaba su vigencia.
(6)
Los refugios en la ética de la convicción aplicada a la política y el
descubrimiento de las bondades del liberalismo político para concluir
clasificando el pensamiento como liberal o antiliberal son ya otra forma
de pasar el invierno. La posdictadura ya fue y nuevos problemas
interpelan. Hay demasiadas
cosas para pensar, qué hacer con el mercado capitalista que asigna tan
mal los recursos en dictadura o democracia,
qué hacer con los capitales respetables fugadores natos, cuáles
son las políticas energéticas alternativas, qué vamos a hacer con la
deuda externa creciente, qué pasa con la sociedad temerosa y represora,
con los jóvenes emigrantes, ¿está cuestionado el Uruguay como país?,
por preguntar algo.
(7) La imponente diversidad que uno encontraba entre los presos de Libertad seguramente no lo era tanto para los carceleros: antes de 1975, para ellos eran los pichis tupas más todos aquellos que apenas hubieran hablado de violencia y lucha armada. Para los capitanes y tenientes militantes no existían las grandes divisiones ideológicas: el maoísmo y el trotskismo tenían el mismo aire de familia, el foco y el partido eran hermanos que el padre debía disciplinar. Pero esa es la visión ordenadora. Para mí vale preguntar acerca de las diferencias entre el MLN y otros militantes de izquierda antes y después de la huelga general de 1973, como opción política ofertada a los uruguayos. Las definiciones teóricas diferentes no impidieron los decisivos golpes represivos, todo el mundo fue a parar a la cárcel o al exilio, pero la pregunta tiene interés y se encadena con otras: ¿fue el MLN de hecho vanguardia de las posturas radicales anti-estado vigente por entonces? ¿y sus derrotas, engancharon todas las demás, aún las de sus más fervorosos críticos de izquierda? ¿para la política, arte de conducir grandes cantidades de personas, marcose diferencia si la violencia era conducida por grupos armados o por manifestantes con bolsas de miguelitos y molotovs? ¿si se secuestraba un industrial o un embajador? ¿en el campo o la ciudad? Contesto sólo para un comienzo: si las definiciones teóricas diferían, la sociedad uruguaya no lo notaba, así como los carceleros y los círculos dominantes. Cuarenta años después queda en la memoria colectiva un conjunto de agrupaciones más o menos indistintas que deseaban cambiar el Estado, al estado de cosas.
(8)
escrito antes de la publicación del libro Memorias
para armar uno. Testimonios coordinados por el Taller de Género y
Memoria ex –Presas Políticas, noviembre 2001. Allí se
seleccionan testimonios femeninos humanos, homogéneos y las
intervenciones abiertas y frescas de dos jóvenes. Una de ellas se anima
y dice: “me arrogo el derecho de juzgarlos (a los tupas) porque necesito explicarme por qué pasó lo que pasó y en
lo que están hoy” y sólo un matiz interno publicado, por selección
o inexistencia: “pero quedan cicatrices... es difícil olvidar el
sufrimiento cuando viene de aquellos que creemos nuestros pares”. Habrá
que esperar el dos.
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