www.librevista.com nº 48, setiembre 2022
x Freddie deBoer[1]
12/9/2022
Podés, si querés, apoyar al ejército de Ucrania. Ciertamente no siento ningún amor por Putin o su invasión. Pero la inversión emocional en este esfuerzo de guerra es algo muy oscuro, para mí, y me recuerda el pasado arrogante de Estados Unidos.
Yo era un niño durante la Tormenta del Desierto, el primer conflicto estadounidense en Irak. Mirando atrás, la intensidad de la propaganda pro-estadounidense de la época fue increíble. Cuando éramos niños en la escuela, escuchábamos y nos obligaban a cantar Proud to be an American (Orgulloso de ser americano) de Lee Greenwood una y otra vez. Pronunciamos el Juramento a la Bandera con un fervor inusual. Escribimos cartas a las tropas. Nos contaron historias conmovedoras sobre cómo los misiles American Patriot habían derribado muchos misiles SCUD; resultaron ser mentiras conmovedoras. Todo el país estaba impregnado de nacionalismo agresivo y militarismo, hasta el punto de incluírme a mí con mis nueve años. Por supuesto, después del ataque a las torres gemelas del 11 de setiembre de 2001 superaríamos ese absurdo frenesí guerrero.
No fue hasta que fui adulto que me di cuenta de que el absurdo fervor por la campaña en Irak Tormenta del Desierto era en realidad acerca de Vietnam. Quince años antes, los helicópteros estadounidenses habían huido humillados de Saigón, y desde entonces no había sucedido nada que les quitara ese mal gusto de la boca a los estadounidenses. Hubo mucha proyección de poder en esa década y media, pero no hubo grandes guerras buenas para que Estados Unidos ganara de manera grandiosa y gloriosa, a menos que trabajaras muy duro para convencerte acerca de la bondad de la invasión de Granada. Estados Unidos había sido picado en su orgullo al perder una guerra ante una fuerza mucho más pobre y menos avanzada tecnológicamente. Los estadounidenses habían estado lamiendo sus heridas todos esos años. Entonces, cuando Saddam Hussein invadió Kuwait y la “comunidad internacional” se levantó para expulsarlo, el país estaba pronto. Estábamos prontos para otro combate justo, de los Buenos contra los Malos. Estábamos prontos para que los buenos tipos volvieran a ser los ganadores.
Esta dinámica, estoy seguro, es el origen de la sed de sangre estadounidense en Ucrania.
Llevamos veinte años sin guerras buenas y nobles contra los Malos. Afganistán fue un esfuerzo bélico emprendido con furia y terror y, en consecuencia, nunca fue inteligentemente conceptualizado en el nivel más básico. El objetivo bélico de encontrar y capturar a bin Laden y destruir a Al Qaeda dio paso a una guerra contra los talibanes que se convirtió en una ocupación sin fin. El gobierno Potemkin (gobierno en papel pintado, títere) que instalamos nunca fue popular entre la gente del país, implicó niveles cómicos de corrupción y no mostró capacidad para entrenar un ejército afgano leal y eficaz. Después de veinte años nuestro país se cansó de gastar cientos de miles de millones de dólares en ese fracaso, nos fuimos, el gobierno se derrumbó casi sin resistencia, y el Talibán está de nuevo en el poder. En Irak, los argumentos básicos para la guerra (las supuestas armas de destrucción masiva en poder de Saddam Hussein y la conexión entre Hussein y Al Qaeda) rápidamente se revelaron como una mierda. El ejército de Saddam cayó rápidamente y él fue ejecutado después de un juicio digitado, pero una insurgencia persistente provocó miles de bajas estadounidenses. El caos permitió el surgimiento del ISIS (Estado Islámico) y sus diversos horrores. El nuevo gobierno iraquí que hemos instalado es increíblemente corrupto y obtiene una puntuación de 31 en 100 en la escala de Freedom House sobre el respeto de los derechos políticos y las libertades civiles en los paises. Eso es lo que ha obtenido Estados Unidos por los ocho millones de millones de dólares gastados en guerras desde el 11 de septiembre de 2001.
Estados Unidos ama al ganador y no tolera al perdedor. Así lo escuché una vez. Los estadounidenses, particularmente el tipo de gente Muy Seria que compone nuestra intelligentsia, están desesperados por una buena guerra. Una guerra justa. Una guerra que ganemos. Están hartos de guerras que se vean moralmente complicadas, hartos de guerras en las que puedan sentirse inseguros, hartos de guerras que sean no solo entre Buenos y Malos. Están muy, muy hambrientos de una buena guerra. Creo que Ucrania es la Tormenta del Desierto que mucha gente ha estado esperando: una guerra con (insisten) presentaciones morales perfectamente simplistas, un imposible noble (suponen) conjunto de Buenos, un amenazante y sin sentido (exigen) conjunto de Malos. Todo lo que están esperando es una victoria. Y es por esta razón, esta visión de la guerra como una gran conquista, que la posición pro-Ucrania es el consenso más rígidamente forzado en nuestro país desde el 11 de setiembre de 2001. No hay otro tema en el que la mayoría haya exigido con más fuerza un consenso total o haya atacado con más saña a cualquiera que disienta o incluso haga preguntas. Porque Estados Unidos necesita una victoria. La gente necesita volver a creer en un mundo de Buenos y Malos.
Hay, por supuesto, todo tipo de preguntas difíciles que podríamos hacer, incluso si apoyáramos a Ucrania en esta guerra. Que este es un conflicto que ha inspirado constantemente a las personas de tendencia izquierdista a decir literalmente: "bueno, sí, hay nazis, pero..." podría verse como un motivo de preocupación. Tal vez, podríamos decir, ¿no es eso un poco perturbador? Pero no en este entorno discursivo. O podríamos considerar que una pérdida total para Rusia podría ser uno de los resultados más peligrosos para el mundo, incluso si apoyas a Ucrania. ¿Qué crees que sucede, con una Rusia herida y aislada? Digamos que la gente obtiene lo que quiere y Putin es depuesto. ¿Qué crees que pase después? ¿Finalmente obtendremos esa ciudad brillante en una colina en Moscú que nos prometieron con el colapso de la Unión Soviética? ¿Que obtendremos el líder mundial como esperábamos que fuera Bagdad en 2003, que un país extranjero con gente extranjera y preocupaciones extranjeras se convierta de repente en un miembro dócil del orden capitalista liberal? Tal vez el mejor resultado posterior a Putin sería que un autócrata corrupto similar ocupara su lugar; al menos entonces podría haber estabilidad. Un resultado mucho más probable y más aterrador es que el liderazgo se divida, tenga en efecto a un grupo de señores de la guerra rivales que se pelean por el botín, y el arsenal nuclear más grande del mundo quede expuesto de una manera aterradora. Parece algo de para preocuparse.
Pero no. En un grado que realmente me sorprende, las preguntas difíciles han sido prohibidas. Se han negado las complicaciones. Se han abandonado las comparaciones con conflictos anteriores. Y esto de demócratas y republicanos, liberales e izquierdistas, neoconservadores y Nuncamástrumpistas. Es constante, omnipresente e implacable, la negación de cualquier complicación en el caso de Ucrania y Rusia. El júbilo, el regodeo y la necesidad de ridiculizar a cualquiera que dé un solo paso fuera del consenso es notable, a diferencia de todo lo que he encontrado antes. Y ni siquiera puedo hacer que la gente tenga una conversación sobre eso, una meta-conversación sobre por qué el debate sobre Ucrania no es un debate, sobre por qué hay muchas personas que considerarían cualquier posición política, excepto aquella que moleste la cuestión moral de la invasión rusa, acerca de por qué tanta gente que aprendió a hablar con cuidado y admisión de error durante la guerra en Irak ahora insiste en que no hay ninguna complicación en este tema en absoluto. Ni siquiera puedo entablar una conversación sobre esta conversación. La gente se enoja demasiado.
No hay una razón a priori por la que la continua violación de Yemen por parte de Arabia Saudita deba inspirar tan grande apatía en comparación con lo que suscita Ucrania. Quiero decir, la vida árabe no es cara a los estadounidenses, pero aun así, uno pensaría que convocaríamos al menos a una décima parte de la cobertura de Ucrania. Pero en Yemen no hay una guerra que haga que la gente se sienta bien. Es una molestia, no es la visión infantil de virtuosos y leales caballeros que luchan contra el mago malvado. Y creo que las últimas dos décadas de fracaso de la maquinaria militar estadounidense, y nuestro fracaso para pelear buenas guerras, tiene mucho que ver con eso, tiene mucho que ver con la notable imposición del consenso sobre este tema. ║
www.librevista.com nº48, setiembre 2022
[1] Freddie deBoer es un bloguero estadounidense que escribe y publica acerca cuestiones políticas, sociales y culturales. Envía sus publicaciones a quienes se suscriban a su blog en forma gratuita o paga.
Librevista publica, en acuerdo con el autor, una postura suya sobre la guerra en Ucrania, en una opinión riesgosa desde el interior de los Estados Unidos, un país donde pueden publicarse al momento esta clase de opiniones. Sabemos que en el interior de Rusia y China existen posturas en conflicto con las oficiales de sus países y estamos en su búsqueda.