Hagamos un minuto de silencio


Ante un hecho político determinante, como fueron la revolución rusa, la cubana, o la creación del Frente Amplio en 1971, se abrieron las aguas dentro de la izquierda.

Ahora, ante el gobierno del Frente Amplio, pintan los violentos lenguajes y las acciones divergen.

Mientras el experimento de izquierda echa a rodar algunos cambios que se notan, a veces se mediatiza desconociendo que la insensatez es pensar que haciendo las mismas cosas algo puede cambiar (Alberto Einstein).

Tal para cual, desde la sociedad se espera lo que un gobierno sensato espera: que para ser sociales, esperen.

Sin esperar, más apoyo inversor y financiero se recibe del exterior que del interior. Los dólares nativos tienen alas, permanentemente viajan y se depositan en exquisitos portafolios, afuera de cualquier país productivo.

Grupos de izquierda desconformes actuaron en la Ciudad Vieja, en acción política violenta, contra Bush y el estado de cosas en el país. En consecuencia, los viejos vidrios de la Pan American y el Canal 4 revivieron en sus símiles contemporáneos.

Se crearon a continuación cuatro presos políticos, con la carátula de sedición.

Por anticapitalistas, sostuvo el peligroso juez.

No fuimos invitados a participar en la Ciudad Vieja, pero francamente no hubiéramos ido. Como sostiene en este número una entrevistada, en parte nos sentimos ajenos y en parte estamos integrados en esta historia de la izquierda de más de cuarenta años, iniciada en la década del sesenta. No estamos en la vereda de enfrente, ni decimos amén a cada paso.

Sí estamos más atentos que antes al pensamiento y afectos de las gentes diversas, diferentes de uno. Deseamos ser más respetuosos y sabemos que debemos serlo.

Para que el discurso sea material, materialista, potente.

Pero, está el lenguaje de los voceros desconformes: gobierno traidor, y desde el oficialismo: son delincuentes, no presos políticos y el juez remata: son sediciosos.

Traidor, delincuente y sedicioso están en la hiperrealidad, ese algo real sin origen ni realidad (Jean Baudrillard)

Por si fuera poco, en el mismo espacio de lenguaje están: nuestro comandante en jefe es el Presidente de la República, la ley de fuero sindical y la reforma tributaria nos impiden la inversión, somos pragmáticos, somos imparciales aplicadores de la Constitución y las leyes, la publicación de nuestros nombres por la DGI viola derechos fundamentales y otras joyas.

Shhhhhhhhhhhh.