www.librevista.com nº 47, julio 2022

Improperios, blasfemias y denuestos
Capítulo 1- Ateo

x Leo Harari


¿Sabés una cosa? estoy podrido de ser “políticamente correcto”, de cuidar las palabras, de tratar de no ofender a nadie. Se me acabó la paciencia y siento la urgencia de decir las cosas que pienso lo más claramente posible. No tenemos mucho tiempo para perder, el mundo es un relajo, hay tendencias muy destructivas en el aire y cuanto antes logremos llamar a las cosas por su verdadero nombre, mejor. Tenemos tanta autocensura como capas tiene la piel de una cebolla, y pienso ir arrancándomelas aunque hagan lagrimear.
Por ejemplo, la religión. Llevamos siglos y siglos de ser reprimidos por las religiones, las grandes religiones monoteístas han tenido todas sus etapas represivas y guerreristas. Quemó la inquisición como mata la jihad, para unos fueron las Cruzadas, para otros el Estado Islámico. Tienen todas las explicaciones hechas y se enfrentan a la ciencia con todos sus medios. Hablan en nombre de un dios, pero ¿quién les dio la palabra? Esos representantes privilegiados de dios sufren de diarrea tanto como de sus dudas, como cualquiera de nosotros. Hay cuatro mil quinientos “dios” en la vuelta, pero cada cual dice que el suyo es único. Muchas religiones han encontrado la manera de perseguir a los infieles y de preservar sus instituciones para vivir de los otros, están copadas por pedófilos o haraganes, estafadores, fanaticos o idiotas y de mucha buena gente necesitada de respuestas a preguntas que no las tienen.  En todo el planeta hay una chapa de opresión tan grande que, incluso en algunas democracias avanzadas es prudente no decir que uno es ateo. No alcanza con que haya que soportar rituales molestos, ideas represoras y otras estupideces por respeto, sino que hay que esconderse si uno piensa que son eso, estupideces. Además no pagan impuestos, viven de ellos, se les subvencionan actividades de proselitismo, prolongan la agonía del oscurantismo hasta el más allá. Condenan el preservativo, el aborto, la salud reproductiva pero no hacen nada contra el Sida, los embarazos portadores de tragedia, o por la salud pública. Sin embargo, cuánto cuesta decir “soy ateo porque no puede existir un dios tan jodido como para soportar las miserias de este mundo”, Encuentro insensato que me digan que “alguien tiene que haber creado todo el universo” cuando hasta un pequeño de 5 años puede responder, ¿y a él, quién lo creó? Cómo se explica que se derrumbe el techo de una iglesia en plena misa? ¿O que el chaleco explosivo del terrorista explote a destiempo? ¿Así quiere ese supuesto dios a sus fieles?  Ahh, misterios insondables. Hay que tener fé. Tener fé es creer sin cuestionar, es abandonar la razón y adoptar la sumisión. Luego de una avalancha que mata o entierra vivos a trescientas personas no faltará quien diga “Hubo tres que se salvaron, gracias a dios”. Y los que murieron es gracias a quién? No podemos dejar de lado una característica fundamental de la especie humana, la capacidad de pensar, de dudar, de explorar, de rebelarse. Tener fé y rezar. ¿Alguién conoce la eficacia de la oración sobre el mundo real?  El tal dios no es solo un invento que oprime, que alimenta parásitos, que esconde la verdad y persigue a la ciencia, es más, si existiera deberiamos luchar contra él, porque es enemigo de los niños inocentes con enfermedades incurables, de los pobres que viven en las zonas inundables, es el mejor aliado de dictadores, estafadores y mentirosos. Hace 70 años que respeto cordialmente todas las creencias. No voy a cambiar ahora, pero no veo porqué tengo que tolerar a los intolerantes.
Creo que los ateos deben levantar la voz más fuerte que nunca. El oscurantismo evangelista norteamericano, ultrareaccionario y violento es la base social principal del fascismo trumpiano. Está contribuyendo a destruir su propia sociedad, poniendo a unos contra otros y arrastrando vulnerables e inocentes, abandonados y débiles atrás de inescrupulosos delincuentes disfrazados de enviados de dios. Y eso es contagioso, son capaces de cualquier cosa y ya demuestran que pueden ir lejos. Vemos las imágenes de los talibanes, con sus túnicas marrones largas hasta el piso, amontonados en Kabul para salir en la foto...y vemos los jueces de la Suprema Corte de Justicia en Washington con sus túnicas negras largas hasta el piso amontonados mirando a la cámara. Solo los diferencia el color de sus disfraces. ║

10/7/22

www.librevista.com nº 47, julio 2022

 

 

 

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