Navegante, hoy nuestro deseo es conversar acerca de inequidades y desigualdades que pertenecen al Uruguay.
Hablaremos acerca de los pobres que habitan en el país, y de algunas otras inequidades y desigualdades que nos adornan, como las que existen entre jóvenes y adultos, mujeres y varones.
Si no querés interrogarte acerca de estos asuntillos, te son ajenos como modo de vida, no querés complicarte con cosas que “siempre van a ser así”, te sugerimos que navegues hacia otro sitio….y vuelvas luego.
Evitaremos confundir a los pobres con “la pobreza” pero, como se verá, este universal aparece muy a menudo, como simplificación, como porcentaje enunciado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), como “fenómeno” a estudiar y disminuir (decimos), nombrando así desde la ajenidad, desde fuera, desde el paper , la caridad, el privilegio.
Esta postura desde la ajenidad permite a algunas personas festejar que, siendo menos que ayer, los pobres, según el índice que se tome, suman entre el 22 y el 26 por ciento de la población a fines de junio del 2008. Esto es, entre seiscientas y ochocientas mil personas. Y, dentro de este grupo de personas, entre sesenta y ochenta mil no tienen para comer, los denominados indigentes.
Tal ademán observador también permite informar que las políticas sociales están en el rumbo correcto, aunque deba “profundizárselas”, mientras que casi la mitad de los niños menores de seis años son pobres, unos ciento cincuenta mil.
Somos un escándalo en cantidades.